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Autora: ¡Hola! les tengo un SongFic que tendrá otras versiones. La primera es un regalo para ustedes, un bonito IchiKara (?) realmente, no me gusta esta pareja, es algo que me disgusta mucho y sin embargo existen momentos en los cuales yo realmente tengo deseos de escribir algo sobre ellos, como ahora mismo. Espero que les guste y realmente deseo ver mensajes positivos por la historia <3. La canción de arriba es la que me ayudo a escribir el FF <3. 


Karamatsu se había convertido en sacerdote hace bastante tiempo ya. Desde que nació supo que el único camino que deseaba seguir era el de servir fielmente a su creador. No existió un día en el que él no rezara, no leyera la biblia o siguiera cada una de las palabras impuestas en la misma, él simplemente no podía fallarle al ser que daba todo por los humanos desagradecidos.

En el tiempo de su vida llego a enfrentarse a miles de problemas, entre ellos un demonio de una apariencia sumamente conocida para él. Su nombre era Oso ese demonio el cual poseía una sonrisa realmente burlona, cuernos pequeños y una cola bastante larga y escurridiza. Osomatsu era la clase de demonio que siempre se metía en problemas rompiendo cualquier barrera realizada con oraciones, atacando día tras día a la iglesia donde él se encargaba de predicar.

Una molestia.

Una de la cual debía de hacerse cargo. Más no estaba solo, siempre se encontraba alguien a su lado. Uno de los más fieles creyentes a su disposición y la persona de la cual había caído profundamente enamorado.

Ichimatsu Matsuno.

Era extraño. Como si alguien hubiera enviado a una persona para calmar cada uno de sus dolores de cabeza. Porque Karamatsu era la clase de hombre firme que nunca permitía que alguien viera su lado más vulnerable, eso hasta que ese hombre apareció frente a su persona, derribando todas y cada una de sus defensas.

El primer pecado de Karamatsu fue enamorarse de un hombre, amar a un hombre como si se tratará de una mujer. Hacerle el amor como si fuera la criatura más hermosa de el mundo, ante los ojos de su creador siendo el pecado más grande y ante los ojos de Osomatsu siendo una oportunidad perfecta como para vengarse de todas las heridas que aquel sacerdote había entregado a su cuerpo, a sus compañeros y al mismo diablo.

-¿Estas llorando?... no me vengas con eso.-La fuerte y cruel risa de Osomatsu resonó con bastante fuerza en el lugar. A las afueras de la iglesia cerca de una preciosa fuente que ahora mismo se encontraba teñida de rojo. El demonio quien mantenía sus ropas desgarradas, sus alas llenas de sangre y sus cuernos partidos en dos, parecía estar en su lecho de muerte más no sin antes llevarse algo consigo.- ¿Acaso tú llegaste a tener una pizca de piedad contra nosotros? ¡¿Y ahora lloras por uno de los tuyos!?-Su voz que se encontraba temblando cargada de rabia, las lagrimas que se desbordaban de sus ojos color carmesí prometían una venganza que fuera a durar toda la eternidad.

Karamatsu sostenía entre sus brazos heridos un cuerpo inerte. Una persona que había dado su vida con el fin de protegerle, Ichimatsu Matsuno. Quien ya no tenía el semblante fruncido y en las heridas de su rostro como estaban sumamente limpias parecía una broma el que estuviera realmente muerto. Y sin embargo aún cuando este se negaba a la verdad, con solo deslizar sus dedos por su rostro y el notar que ya no existía ese aliento chocando contra su palma logro entender que todo era real, ya no existía más ese mortal del que se había enamorado.

El demonio presenciaba la despedida de aquel hombre a quien parecía ser su único amor en todos aquellos años de existencia. Para el ente maligno pudo ser una buena oportunidad para terminar con la vida de aquel hombre que tanto daño le había causado a los suyos y sin embargo solo pudo desviar su mirada y retirarse, no podía, algo dentro de él no deseaba que aquel hombre de cejas pronunciadas muriera ese día.

Xana [IchiKara]Where stories live. Discover now