O2.

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Una sola maleta fue lo que ocupo toda mi ropa. Luego de un afectuoso abrazo por parte de la directora baje hacia el pasillo principal para salir de este lugar de una vez por todas. Nunca iba a entender lo que hizo que este chico quiera adoptarme. Me había esforzado por hacer que se fuera pero aun así el me adopto. Mi felicidad era demasiada. No volvería a pisar este lugar nunca más. Algo mejor me esperaba.

–Buena suerte, cariño–me dijo al oído la directora mientras me daba el último abrazo.

Ella abrió la puerta principal y me sonrió cuando salí. Busque al rubio con la mirada. Una gran sorpresa me cayo cuando vi a otros tres chicos mirándome.

–¿Lista?–pregunto uno de los chicos con el pelo blanco.

Mi mirada se torno confusa. Busque por ayuda en los ojos del rubio.

–Pensé–murmure–que solo él me había adoptado–dije finalmente señalando al chico que había hablado conmigo anteriormente.

–Somos todos una familia, Julia–respondió el.

–Y ahora tú también eres parte de ella–dijo uno de los chicos, uno moreno.

Muy cursi para mí. El de cabellos blancos se acorcho para agarrar mi maleta pero me aparte con desconfianza. El chico trato de sonreír. Me indico que lo siguiera y me uniera a los demás. Cuando llegamos a su auto, me senté en la parte de atrás entre medio de dos chicos.

–Soy Ashton–dijo el chico que estaba de piloto–.Ashton Irwin–me observo por el espejo regalándome una gran sonrisa. No se la devolví y mire para otro lado.

–Yo soy Michael–dijo el que estaba sentado a mi derecha–y el–apunto al moreno de mi izquierda–es Calum–-

Calum me sonrio. ¿Acaso estos chicos lo único que hacen es regalar sonrisas?

–Y a mí ya me conoces–dijo el rubio al lado del piloto.

Sonreí de costado cuando pensé que ni siquiera recordaba su nombre. La única cosa que se escucho en todo el camino fue la voz del chico que manejaba, se la había pasado tarareando canciones que salían de la radio del auto. Las casas del barrio donde estábamos eran muy ostentosas y grandes. Todas con sus césped bien podado y ventanales gigantes.

El auto se fue deteniendo poco a poco enfrente a una casa igual de grande que las demás, lo único que hacia sobresalir a esta casa era que en su entrada había varias chicas sentadas sobre el pavimento, todas y cada una de ellas tenían carteles en sus manos. Hasta había varias con remeras idénticas. Cuando el auto se detuvo por completo, las chicas se levantaron de un salto y sacaron sus celulares.

–¿Por qué hay chicas aquí?–susurre.

Precias que ninguno de los cuatro chicos me había escuchado. Tres grandes hombres se acercaron al auto. Al bajar, mi mano fue agarrada por el chico rubio que me arrastro rápidamente.

–Mantén la cabeza gacha–me dijo.

La curiosidad mato al gato al gato. Observe como detrás de nuestro venían dos de los hombres escoltando al moreno y al de pelo blanco. Mi mirada curiosa pasaba del chico a mi lado a las chicas gritonas con carteles de colores. El chico que había conducido lideraba la marcha junto a uno de los hombres. El fue el que abrió la puerta de la casa.

Al entrar, los gritos comenzaban a escucharse algo lejanos y parecía como las chicas no tenían mas la necesidad de gritar. Solté la mano del rubio en cuanto todos habían entrado.

–Lo siento por lo que acaba de suceder–dijo el chico a mi lado–¿Estás bien?–.

–Supongo–tararee mientras me cruzaba de brazos. No me dio tiempo a recorrer la casa con la mirada cuando una pregunta estúpida se estaba formando en mi cabeza, lista para salir–¿Ustedes son alguna clase de gente famosa?–pregunte al fin.

No puedes escapar de nosotros; 5 seconds of summer.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora