Capítulo 3

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Tenía que ser una broma. No había forma de que ese farsante se quedara conmigo en mi casa, sobre todo en las Fiestas. Esas fechas son para pasarlas con la gente que quieres y creo que es obvio que yo no quiero a "Faul". El apodo le queda como anillo al dedo ¿no?

-¿Y quién me consultó para aceptar tu compañía?

-John, por favor...Solo quiero agradarte, seguro podremos ser buenos amigos.

Iba a contestarle, pero unos gritos a lo lejos me interrumpieron.

-¡¡Es Paul!!

-¡¡Y John!!

Jalé a William y cerré la puerta. Un segundo después, oímos cómo era golpeada por las fanáticas.

-Vaya...

-Acostúmbrate, Faul. Así es la vida de un beatle.

-¿Puedes dejar de llamarme así?

-Déjame pensarlo...No.

Suspiró con resignación-¿Puedo quedarme?

-No hay opción...-corrí la cortina y vi hacia afuera. Las fans se agolpaban y cada vez eran más.-Si sales ahora, no sobrevivirás.

-Creo que exageras.

-Te lo mostraré.

Subí las escaleras hacia mi cuarto, abrí un cajón y saqué una camisa rosada con flores amarillas. Sí...Cyn no tiene muy buen gusto para elegirme ropa.

Abrí la ventana y todas las miradas se dirigieron a mí. Dejé caer la camisa, que no tardó en ser despedazada por las jóvenes enloquecidas. Al bajar vi a Faul, quien observaba la escena boquiabierto.

-¿Cómo hiciste eso?

-Harían lo que fuera por tener algo de un beatle. A veces así me deshago de regalos que no me gustan.-me encogí de hombros.

-No creí que fuera para tanto.

-Pues créelo, porque eres parte de esto ahora.

Pasó saliva notablemente, era evidente que estaba nervioso por mis palabras.

-Y... ¿qué hacemos?

-Yo iré a comer algo. Tú haz lo que quieras.

-¿Puedo comer algo también?

-No sé, ¿puedes?

-Que gracioso eres, Lennon.

-Lo sé.-di media vuelta y me dirigí a la cocina.

Me preparé un café y unas tostadas con mermelada. Unos segundos después vi que William entraba.

-¿Buscabas algo?

-Comida, si no te molesta.

-En esa alacena.-la señalé-hay galletas y sacos de té. En la nevera hay leche y yogur.

-Gracias.

Fue hasta la alacena y sacó un paquete de galletas y un saco de té.

-¿Y las tazas?

-A la izquierda. No, la otra izquierda. No...

De golpe tuve una idea. ¿Por qué no divertirme con él un rato?

-Frío.

-¿Frío?

-Significa que estás lejos.

-Esto es ridículo, John.

-¿Quieres tu desayuno o no?

-Como sea...-se acercó al horno. Junto a él estaba el pequeño armario que contenía lo que estaba buscando.

Faul [McLennon] Where stories live. Discover now