Capítulo 21.

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-¿Por qué quieres saberlo? –Me dijo Harry, dándose sobre sí mismo la vuelta y mirándome con una sonrisa que no pude descifrar. Me encogí de hombros y desvié la mirada.

-Es sólo que esta mañana, en el colegio, me miró mal y parecía que había estado llorando. –Susurré.

-¿Te miró mal? –Alcé la vista mirando a Harry, y su expresión había cambiado, ahora estaba serio.

-Sí, bueno... No importa.–Dije restándole importancia.

-Kate… -Dijo sentándose a mi lado.- Te diga lo que te diga, prométeme que no le harás caso.

Me limité a asentir.

-Mírame y prométemelo. –Exigió aún a mi lado. Levanté la vista, y él parecía preocupado.

-De acuerdo, no le haré caso. –Harry alzó las cejas y bufé rodando los ojos- Te lo prometo.

La cara de Harry se iluminó por una enorme sonrisa, se inclinó hacia la mesa y cogió un puñado de folios que anteriormente había dejado allí, junto a un bolígrafo.

-Empecemos. –Se sentó cómodo en el sofá cruzándose de pies, mirándome. Yo observaba cada uno de sus movimientos, sin saber muy bien qué hacer.

-¿Qué se supone que vamos a empezar?

-La canción, despistada. –Chasqué los dedos. Se me había olvidado por completo. Miré a Harry, este sujetaba el bolígrafo por los extremos con sus dos manos, dándole la vuelta. Estaba muy metido en sus pensamientos, pues a penas pestañeaba. Llevaba una camisa blanca, de manga corta, y unos pantalones negros muy ajustados. Su pelo estaba revuelto, lo que lo hacía parecer más…

“Ni se te ocurra decirlo.” Murmuró Lisa.

No hay que negar la realidad.

“A veces la realidad puede hacer daño.” Terminó Lisa de decir.

Giré la vista a la mesa, intentando desviar mi mente, y pensar un tema sobre la canción. Tenía que ser lenta y… Y no teníamos muchos más datos. Apoyé mi codo en la rodilla, poniendo la mano hacia mi cabeza, para después apoyarla en mi mano. Movía la pierna izquierda, sabía que no podía estar ahí sentada por mucho más tiempo sin hacer o decir nada.

Un pequeño y leve sonido, el roce de dos cosas, rompió aquel silencio. Provenía de Harry.

Lo miré, y éste estaba escribiendo algo en aquellas hojas de papel. Después de llevar, más o menos unos tres renglones; o al menos eso había contado yo cada vez que bajaba su mano hacia abajo para seguir escribiendo; Harry frunció el ceño, y negó con la cabeza levemente, depositando otra vez el bolígrafo sobre el papel y empezando a tachar.

-¿No se te ocurre nada? –Dije echándome sobre el respaldo del sofá y observando las acciones de Harry.

Él levantó la mirada y negó con la cabeza. Él señaló hacia mí con la cabeza, esperando una respuesta.

-Tampoco se me ocurrió nada. –Dije despejando su duda. Él hizo una mueca y volvió la vista al papel. Él jugó con el bolígrafo, acariciaba con él sus labios rosados. Lo movía entre sus dedos. Al cabo de un rato, me miró y me sonrió.

-Una canción no tiene sentido si se hace así sin más. Una canción es una canción, cuando se basa en algo. –Miró detrás de mí, entornando los ojos y después me volvió a mirar con una sonrisa radiante.- ¿Te apetece un zumo?

Abrí los ojos de par en par, y la verdad, no me había percatado de que tenía la garganta y la boca un poco seca. Asentí aún perpleja por cómo había pasado de hacer la canción, a querer un zumo. La manera en la que había cambiado de estar profundamente concentrado, a estar alegre, activo. Me confundía.

No es demasiado tarde.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora