Capitulo 3. La habitación de la mujer sin reflejo.

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Capítulo 3.

La habitación de la mujer sin reflejo.

Después de una hora de plática entre las personas de la sala, excluyéndome a mí, finalmente una mujer de cabello castaño recogido en un moño con un listón azul y un vestido blanco, bajo de las escaleras. La señora Aurora me ofreció descansar un poco en mi nueva habitación. Acepte de inmediato, sin decir una palabra, me limite a asentir con la cabeza y camine hacía la mujer del listón.

Subí las escaleras lentamente sin mirar a nadie más que a mis propios pies que subían la hermosa escalera, era una escalera enorme con posiblemente más de 50 escalones. Casi tan grande como la escalera del orfanato.

Llegue al final de la escalera y me sorprendí al ver las innumerables obras de arte que se encontraban perfectamente acomodadas en la elegante pared. No conocía ninguna de las pinturas y esculturas que había en el pasillo, si fueran reconocidas y de algún pintor y escultor famoso, yo lo hubiera reconocido, ya que los tres años de secundaría me dieron una especie de clase de arte clásica.

Había un pasillo enorme que abarcaba gran territorio del segundo piso, era difícil de analizar la estructura de la casa pero, en cierta forma era un poco fácil a la hora de entender la estructura visualmente. En forma más entendible, las escaleras estaban justo en medio de la gran sala en forma recta, llegabas al final de las escaleras y en frente de ti había una gran pintura con una hermosa mujer, esa era la única pintura que conocía, era El nacimiento de Venus. En ese punto si girabas tu cabeza hacía un lado había un enorme pasillo, si girabas tu cabeza hacía el otro lado había otro enorme pasillo.

Seguí a la mujer por uno de los pasillos donde las paredes estaban decoradas con pinturas igual desconocidas, había aproximadamente diez puertas blancas de lado derecho, según lo que me dijo la dama del listón. Del otro lado del pasillo no había puertas y al final de este, había otra división.

—Del lado derecho se encuentran las pinturas de los hombres y mujeres de la familia—Dijo la dama, en un elegante tono. —Y del lado izquierdo, que es a donde nos dirigimos, se encuentra la escalera para llegar a las habitaciones—Dijo haciendo un movimiento con la mano para invitarme a seguirla.

La seguí en silencio por el pasillo que no tenía nada de esculturas o pinturas, volteé hacía atrás para mirar el pasillo de las pinturas, pero no se veía nada, desde ese punto las pinturas no eran visibles. Giramos otra esquina y subimos las escaleras, que eran un poco más grandes. Seguía con un poco de miedo, no sabía que me encontraría arriba y tampoco a donde me llevaría, ahora me arrepentía de haber aceptado, ahora pensaba que hubiera sido mejor idea quedarme en un lugar con más luz. El tercer piso era más oscuro que el segundo, incluso mi sombra se hacía menos visible con cada escalón que subía.

Aunque la mujer del listón no se veía que tuviera malas intenciones, no me podía confiar. Una vez me había dejado llevar por las apariencias de buena persona y por poco moría por aceptar un dulce de un hombre desconocido cuando era niña. 

Desde entonces no confiaba en desconocidos pero, mi carácter era más fuerte y siempre trataba de ser amable, aunque había excepciones.

Caminamos por el pasillo en silencio hasta que llegamos a una puerta de roble color caoba y la mujer la abrió. Entró y sostuvo la puerta con la perilla hasta que entré y la cerró. Observe la recamara detenidamente.

Era una habitación grande de paredes de un gris oscuro, la cama era enorme con sabanas rosa antiguo y cojines del mismo color, tenía una cabecera café estilo victoriano.

En frente de la cama había un viejo tocador blanco con varios cajones debajo de un cajón grande. Tenía un gran espejo con un marco aún más viejo y gastado que el tocador, me acerque a él y tomé un elegante cepillo de metal con hermoso labrado de flores color pastel sobre porcelana blanca, había un pequeño frasco de cristal redondito para poner una vela y tenía una tapa con el mismo labrado de flores, un elegante y fino peine de madera pulida con adorno de bronce.

AndreiOnde histórias criam vida. Descubra agora