Capítulo 3

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—¿Cómo que no se despierta? —preguntó Hoodie, aún sin entender.

—Pues... qué está... Toby —dijo Ben subiendo el brazo del joven y luego dejándolo caer, sin que Toby reaccionara.

—Bebió demasiado —dijo Masky tomando un café.

—Ah... ¿Slenderman, cuando despertará? —Hoodie se acercó a su amigo, y lo miró.

—No lo sé —dijo el ser sin rostro —. Puede que en dos horas, o en tres días.

—¡Tres días! —gritó Hoodie escandalizado —. Eso es mucho...

—Lo se —respondió Slenderman —. Para no perder tiempo, y avances, seguirás investigado a Zoe. Nosotros trataremos del despertarlo —dijo señalando la puerta, indicando que se fuese.

—Va... vale... supongo... —Brian salió de la mansión, dirigiéndose hacia el pueblo.

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La joven Zoe, miraba un programa de televisión, mientras Hoodie la espiaba por la ventana de la habitación. Los vecinos habrían llamado a la policía inmediatamente, pero, por suerte, la casa de la chica, estaba rodeada de unos altos setos.

Cuando ella se cansó de la televisión, alcanzó su teléfono, y tecleó un número, que, el joven pudo ver, que se llamaba “Judith”.

—Soy Zoe, ¿está Judith? —preguntó la chica —. Es que es urgente —rió —. Bueno, ¿puedes decirle que me vea en... Dorothea's? —ladeó un poco la cabeza alargando inaudiblemente la ese —. Muchas gracias, adiós —dijo, y colgó el teléfono.

Se levantó y se dirigió a su habitación, para después bajar con una sudadera negra, unos shorts blancos y unas sandalias negras con adornos blancos.

Al llegar al recibidor, cogió una bandolera marrón y azul, que se colgó cruzada al hombro.

Fue hacia la cocina, y en un papel escribió una nota diciendo que iba a salir. O eso supuso Hoodie.

Metió el móvil dentro de la bandolera, y salió de la casa, cerrando con llave.

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—¿Tenéis alguna idea de cómo despertarlo? —preguntó Ben sentado al lado de Toby.

—Ah... no —respondió Sally, enfrente de Toby, y dejando caer su cabeza sobre la mesa.

—Bueno, dejemoslo así, puede despertar en cualquier momento —dijo Jeff desde el salón.

—Bueno... vale... —dijo Sally, mirando a Toby por encima del hombro, mientras iba con Jeff.

Cuando todos abandonaron la cocina, dejando a Toby sólo, este movió un poco la cabeza, y la mano.

—Agh... -se quejó Toby —. ¿Qué hago aquí? —susurró levantando la cabeza.

Su vista aún estaba un poco borrosa, y su cabeza le daba vueltas, lo que hacía que estuviera un poco mareado.

Sally, entró a la cocina, en principio a por un zumo. Pero al ver a Toby despierto y desorientado, dejó sus planes, y llamó al resto de integrantes de la casa.

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La joven de cabellos rubios —que aquel día, llevaba sueltos— esperaba delante de la tienda de magdalenas Dorothea's.

La persona a la que esperaba no era otra, sino Judith, su mejor amiga desde los cinco años, con quien compartía un extraño pasatiempo. Entrar en casas aparentemente encantadas.

Nunca les había pasado nada raro estando dentro de una, y ninguna de las dos tenía miedo a lo sobrenatural. Es más. Ese tipo de cosas las atraían aún más.

—¡Boo! —una castaña sorprendió a Zoe desde detrás, la cual pegó un pequeño grito.

—¡Judith! Me asustaste —la riñó Zoe, mientras la castaña de reía —. No tiene gracia —la rubia se cruzó de brazos, mientras trataba de no reírse.

—¡Sí qué la tiene! —gritó riendo Judith.

Zoe se comenzó a reír, contagiada por la risa de su amiga. La cual se calmó un poco, pero después volvió a reír.

—Vale, vale, ya está —dijo Judith cogiendo aire.

—¿Vamos? —preguntó Zoe andando hacia la carretera.

—Vamos.

—Bajo el mismo vamos.

Las dos amigas se comenzaron a reír, al mismo tiempo que caminaban hacia el bosque, donde Zoe había localizado una buena mansión abandonada para explorar.

Hoodie siguió a las chicas, hasta llegar al bosque, en el cual, caminaron en dirección contraria a la de la mansión en la que se encontraban Toby, Masky, Slenderman, Jeff, Eyeless Jack, Laughing Jack, Ben y Sally.

Caminaron media hora hasta llegar a una casa, de tres pisos. Tenía un agujero en el tejado, y las ventanas cubiertas de telarañas y tablones de madera.

—¿Aquí es? —preguntó Judith parándose delante de la puerta principal.

—Si, no encontré otra —se disculpó Zoe detrás de su amiga.

—Se parece un poco a la del mes pasado, pero no importa.

Judith abrió la puerta, y de ella salió un lobo que cayó sobre Zoe, arañando un poco su cara, para después salir corriendo hacia la espesura.

—Agh... joder... —susurró la rubia levantándose.

—Mejor dejamos la mansión por un momento, volveremos otro día, ¿sí? —dijo Judith ayudándola.

—Pero tu madre no te deja salir conmigo... —susurró Zoe, mientras se alejaban de la puerta.

—Mañana no estará en casa, ¿quedamos aquí a las ocho? —preguntó la castaña ladeando la cabeza.

—¿Tan tarde? —preguntó Zoe mirando a su amiga.

—Bueno, es que mi madre se va a esa hora —dijo Judith rascándose la cabeza.

—Vale, aquí a las ocho —Zoe se despidió con la mano de Judith, quien se fue en dirección contraria, ya que su casa quedaba más cerca por ese camino.

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—¡Ya estoy en casa! —gritó Zoe al llegar, cerrando la puerta.

Pero nadie respondió. La joven buscó a sus padres, o alguna explicación de porqué tardaban tanto.

Dejando su bandolera al lado de la puerta, se dio cuenta de que había una nota pegada en la puerta principal.

Amor, tu padre y yo nos fuimos a cenar con nuestros antiguo compañeros de karate, volveremos a las dos de la mañana, no nos esperes despierta.

La familia de Zoe, tenía una fijación especial con el karate; todos sus familiares se habían conocido en el mismo dojo de karate.

—Entonces... nos quedamos solas, ¿no, querido Fantasma? —preguntó la joven acariciando a su perro.

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—Y Toby, dinos, ¿cómo te encuentras? —preguntó Masky, al volver a la mansión.

—Ah... algo mareado, pero... bien —respondió el joven, lentamente.

—Bien, ¿anoche averiguaste algo sobre Zoe?

—¿Quien es Zoe? —preguntó Toby desconcertado.

Döppelganger ↪Ticci-Toby↩ Where stories live. Discover now