Tratos y contratos

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Eiden se encontraba tranquilo en la mansión, sus deberes por el momento ya los había terminado y cuando Iker se retiraba a su trabajo o viajaba el chico se disponía a ayudar a los empleados que lo miraban con mucho cariño, ya que este era extremadamente amable sin caer en el servilismo o la falsedad.
Si no estaba con Chema ayudándolo en la cocina, estaba en el jardín con Julio aprendiendo sobre las plantas y si no con Josefina la mujer que lavaba la ropa o con Rosita una mujer mayor y de aspecto muy maternal quien arreglaba la casa; otras aveces con Renán el chófer. quien le había enseñado a conducir a escondidas.

De alguna manera Eiden era feliz, sentía que valía y era amado.

Pero por ratos lo invadía un sentimiento de tristeza ya que pronto dejaría esa casa que el llamaba hogar y a esas personas que quería como familia.
Será muy difícil dejar esto, pensó Eiden con un dejo de nostalgia. Mientras sus manos jugaban con una hermosa gardenia que habia en el jardín. - tu seguirás aquí, día tras día a pesar de las estaciones; pero yo habré partido. De pronto el chico sintió sus ojos humedecerse y parpadeo varias veces.
No era una persona creyente, pero ahora más que nunca necesitaba un milagro. Algo que le permitiera quedarse ahí de manera permanente. Rosita le había sugerido que el chico entrará a hablar con Iker para pedirle trabajo y de esa manera podría quedarse, la idea era excelente y por un momento los ojos de el menor brillaron con júbilo, pero luego se recordó que Iker no lo toleraba. Y desechó de inmediato la idea, bastante desanimado.

-Ánimo, Eiden, verás que algo ocurrirá para que tu puedas permanecer aquí, dijo la mujer mientras acariciaba el suave cabello negro del chico.
Eiden levantó la mirada y sonrío con cierto pesar...
-Tienes razón Rosita, debo ser más positivo.

Entrada ya la noche Iker tenía cerca de una hora que había llegado a su mansión y se encontraba encerrado en su estudio.

Eiden por ratos tocaba preguntando si se ofrecía algo. Tenía que preguntar dos veces, pues el hombre estaba perdido en sus pensamientos.

-Eh, perdona no te escuché, que dijiste preguntaba Iker de manera distraída.

-Señor, que si necesita algo estoy aquí afuera, dijo el menor.

-Ah claro, Claro. Perdona, y volvía a perderse.

Lo que el menor no imaginaba era que Iker estaba ideando un plan que lo incluía a él.

De pronto escuchó el grito de el empresario al otro lado de la puerta... -Eiden, lo llamaba Iker con aquella voz profunda y varonil.

El chico escuchando su nombre de inmediato entro al despacho...

-Di... Dígame señor, el chico entró algo nervioso. Mientras miraba con cierta ansiedad a Iker.

-Siéntate por favor, le dijo Iker señalando una silla frente a su escritorio.

Eiden lo miró extrañado ya que en todo ese tiempo, el mayor jamás le había hecho semejante indicación.

-Se... Señor trago en seco el chico para poder hablar, usted quiere que yo me siente, preguntó Eiden mientras miraba atónito a Iker; quien indiferente le dijo sí siéntate quiero hablar contigo.
El menor obedeció pronto, prestando toda la atensión posible. Sentía el corazón latir. Y estaba seguro que algo muy malo vendría.

-Ya en pocos días terminas de pagar la deuda de tu padre dijo Iker de manera fría al chico.

-S... Sí, si señor, así es. Respondió Eiden mientras trataba de contener alguna lágrima que amenazaba con saltar debido a la incertidumbre que deparaba el futuro para el joven.

Imagino que ya tienes planes para tu futuro, ¿no es así?... Miro de soslayo a Eiden, quien mantenía la mirada baja.

-Bu... Bueno yo no tengo intenciones de regresar a mi casa señor, respondió quedamente el chico.

Contrato InesperadoWhere stories live. Discover now