¿Colegio?

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Nuevo día, un día menos de vida aunque me veo interrumpida cuando mi mamá entra al cuarto sin permiso alguno.

-vas a estudiar, en la sala esta tu mochila con lo que necesitas. Buena suerte- dice emocionada.
Quedo en shock, apenas y entendí "buena suerte"
-gracias- digo balbuceando y aún confundida.
-a las 8 entras ¡apurate!- corro a bañarme y en un ágil movimiento me cambié. Esta vez mi mamá me lleva al instituto.

-Alejandra ¡¿me puedes escuchar al menos una vez en tu vida?!- dice mamá observando me por el retrovisor mientras agita su mano creyendo que así podría llamar mi atención-¿puedes quitarte esos auriculares mientras te hablo?- pregunta muy molesta.
-te escucho perfectamente. No tengo la música encendida.
-aun así ¿puedes sacarte esos cosos de la cabeza?, por favor!. Solo me tomara unos segundos.
-¿tanto te molesta?- preguntó ya sin entenderla.
En realidad nunca la entiendo, a veces simulo que lo hago pero sólo para que no se sienta mal.
-¡suerte!- dice muy sincera

CAMINO mirando el piso a paso ligero, mientras las voces se hacen más y más fuertes al pasar por el pasillo, a pesar de eso no logro distinguir ninguna palabra.
Sala 2, ¡que emoción!. Vaya esto parece una horrible cárcel.
-Alejandra - escuche un llamado secamente.
Al instante gire hacia él, mi expresión de asombro paso a una de desagrado. ¿que diablos?, se encontraba apoyado contra el marco de la pared observando a los otros dos chicos con los que me encontraba. Lo examine ya que no me había notado. Lo observe de pies a cabeza, un chico cualquiera. No era guapo del todo, había algo en su cara que evitaba que fuera realmente guapo. No podía identificar bien qué, pero era una pieza como si no encajara del todo. ¿sus ojos? No, esos si eran espectaculares, debía ser su boca ya que era un poco grande aunque sus labios parecían bien formados. Estaba perdiendo tiempo en ese chico, vaya desperdicio.
Caminé hacia el. No tengo tiempo que perder.
-¿no había nadie mas?- fue lo primero que pregunte.

Definitivamente lo había analizado mal.

-lamentablemente no- fingió una sonrisa que borró rápidamente- camina. Tengo que llevarte a clases.
-puedo ir sola, gracias- Force una sonrisa amable, de esas que dicen "¡vete!".
-buen intento muñeca, pero tengo que llevarte yo o me castigan. Pasaremos un largo día juntos. Por favor, ¡no te desmayes de la emoción!
-estúpido - susurré con cierto desprecio, se sorprendió por las ganas en que lo dije.
-tú primera clase es historia, mi mas profundo pesame- dice ignorando completamente mi comentario mientras empezaba a caminar hacia la clase.
-me gusta historia- conteste firme.
-rara- me miro sobre su hombro. Aceleró su caminar, no se me estaba haciendo tan fácil seguirle el paso entre la masa de estudiantes.
-¡HEY!- proteste.
-apurate, yo también tengo clases- elevó la voz para asegurarse de que lo oyera.

Al llegar al salón, estaba recostado contra la pared sosteniendo mi horario con una mano, llegue respirando con esfuerzo. Intente arrebatarle la hoja pero no funciono. Con una risa burlona se limita a levantar el brazo para que no la pudiera alcanzar.
-¿que te cuesta darme mi horario?- frunci el ceño.
-si lo hago escaparas de mí.
-¿qué? ¿ya te encariñaste acaso?
-ya quisieras novata, no llores mucho, lo que pasa en realidad es que estoy castigado y si te ven deambulando por ahí me van a suspender. Amaría verme libre de clases una semana, ¡claro esta!, pero no me interesa conseguirme otra vez una matricula condicional.
-uyyy!!! todo un chico malo- bufé aunque me estremeci ligeramente. Pude notar una sonrisa de satisfacción. Petulante.
-dame mi horario, por favor. De paso te ahorras hacer esto que es evidente que lo detestas.
-vendré a buscar te para tu siguiente clase. No te muevas de aquí hasta que yo llegue.
-¿posesivo? - dije estudiándolo.
- no te entusiasmes tanto. Vé entra a clase y luego espérame aquí como una linda chica buena.
-yo creo que ya te guste, a los chicos malos les gustan las chicas buenas ¿no?-dije burlandome.
-ni sueñes con que pasara el estúpido y típico cliché.
-¡pues me alegro!
-¿ah si? A mi me parece que ya estás loquita por mi -dice para burlarse pero no le permito intimidarme.
-¡loquitas tus neuronas! Tú eres el que sueña con el cliché, bien que te mueres de ganas que me enamore de ti.
-si quisiera, ya estarías adorandome, pero ¿sabes algo? No me provoca en lo mas mínimo.
-mejor por ambos, me das asco. Te juras la ultima botella en el desierto haciendo el "chico malo" pero sólo eres un idiota.
-mira como tiemblo, el angelito me insultó. ¡Que horror!.
-lindo sarcasmo- me limito a contestar y entro al salón de clases.

HERMOSA TENTACIÓN Where stories live. Discover now