Aquel chico siempre pasaba por aquella calle para asistir a clase, tras esa calle al mirar al cielo podía observar la figura de una chica en un balcón con una media melena negra y una sonrisa que no desaparecía en ningún momento. El chico le devolvió la sonrisa y se marchó.
Otro día pasó y el chico tras la calle de siempre al cielo miró, y volvió a ver a la chica con la sonrisa que le impactó
El chico decidió armarse de valor, y gritarle:
-Hey chica ¿Cuál es tu nombre?
Ella solo movió la cabeza negándose y sonrió.
El chico estaba muy extrañado ¿Sería la chica muda? ¿Sería su sonrisa la forma de decirle buenos días todos los días?
Los pensamientos del chico estaban llenos de la chica del balcón.
Días pasaron y siempre era lo mismo, el chico pasaba y la chica sonreía. El notaba que se estaba enamorando de aquella chica pero necesitaba saber el nombre que le pertenecía.
El chico un día de vuelta de clase vió a la chica en el balcón, y este le preguntó:
-Hey chica, déjame verte de cerca, aunque sea por un día.
La chica le invitó a subir y el chico trepó con cuidado, tras llegar se miraron y sonrieron.
-Hey chica, ¿Puedo escuchar tu voz?
La chica sonrió y negó con la cabeza.
La sonrisa del chico desapareció y se transformó en una expresión dura y fría. Miró directamente a los ojos a la chica y la empujó por el balcón, la chica produjo un grito desgarrador mientras caia, que cesó al chocar contra el suelo.
El chico se asomó y dijo sonriendo:
-Hey chica, tienes una bonita voz.
