Ella es una chica a simple vista normal, tímida, hasta un poco misteriosa.
Daniel, bueno, él es un buen chico.
Profundamente fascinado con la chica de ojos color miel; tratará de entrar en su vida, sin importar que ella se lo impida.
Daniel no se re...
-¿Daniel?- la chica pelirroja me mira con sorpresa en sus ojos verdes, y antes de que pueda percibirlo se lanza hacia delante y me envuelve en un fuerte abrazo-.¿Que haces aquí? -pregunta cuando nos separamos.
Suspiro y me encojo de hombros, aparto la mirada y observo como el Sol va desapareciendo cada vez más -En realidad no lo sé. Y tú, ¿que haces aquí?. ¿No deberías estar en...? -dejo la pregunta en el aire, esperando a que ella responda por mí.
De repente, la expresión de alegría de Jamie se esfuma; como el Sol en el horizonte. Y de inmediato me arrepiento por preguntar-¿En Nueva York, con Alex? -termina por mí, y baja su cabeza- ...sí, lo nuestro...
Asiento en señal de entendimiento.-Lo siento.
Jamie curva sus labios con una expresión afligida.- No tienes que disculparte. No es tu culpa.-pero hay algo en sus ojos que no me convence del todo.
Por unos segundos, ambos nos quedamos en silencioso, ensimismados viendo el sol esconderse bajo el mar.-Bueno...ya debería de irme, no puedo dejar a Daisy sola mucho tiempo podría ser capaz de quemar la casa, o el vecindario...
Jamie ríe y el brillo de sus ojos vuelve -O la ciudad. ¿Como está Daisy?. ¡Ah!, ¿y Dakota?.-pregunta con curiosidad.
-Muy bien- sonrío, de repente incómodo, hace mucho que no veo a Jamie y hablar con tanta naturalidad se me hace extraño. Para aligerar el ambiente añado:-.Dakota está más latosa que nunca.
Ella sonríe-no me sorprende.
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-¡Que salgas de mi puto auto!-grita por tercera vez Abby, lo que causa que Jayden se enfurezca aun más.
-¡No me grites!-grita él.—.¡Y como quieres que salga si soy yo el que está conduciendo!.
Abby hace un ruido de sorpresa -¿Y que?, además ¡no me grites!.
Ruedo los ojos, cansado de oírlos pelear todo el camino a clases.Cuando para en un semáforo, abro la puerta y salgo del auto de Abby; dispuesto a llegar por mis propios medios al instituto.
Y toda esta pelea empezó sólo por no saber que lo que íbamos a hacer después de clases. Abby quería ir a casa a estudiar, y Jayden, siendo tan él quería ir a la feria, a comer algodón de azúcar.
-Eso me gano por no tener amigos normales -digo para mi mismo.
Cuando ya estoy en la calle paralela a la entrada al instituto,lo siguiente me toma por completo con la guardia baja; un fuerte chirrido de llantas seguido de un brusco golpe en el costado de mi cuerpo hace que caiga al suelo.
El impacto es tan fuerte que apenas oigo los gritos y las exclamaciones de la gente a mi alrededor. Alguien se arrodilla a mi lado, apenas soy consciente de que me está hablando pero ya no puedo escuchar nada. Mi vista se oscurece y lo ultimo que logro ver son unos ojos color miel que me examinan con miedo.
