Epílogo

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—¡Joder Justin, colócate tus pantalones!—le grité a Justin quién llevaba observándome por media hora como me arreglaba para ir a la sede principal del Tribunal de los Gods en Canadá por lo cual le darán una reunión en agradecimiento por su esfuerzo. Cuando le llegó la carta, casi llora y no dejaba de sonreír.

Respecto a mis padres, como regalo de graduación-Que por cierto, nos graduamos con honores- decidí por Canadá para conocer más el pasado de mi novio y salir de ese pequeño pueblo en el que vivía.

Llevamos alrededor de 3 semanas en Ottawa, Canadá. Cuando Justin me llevó a su casa en la que vivía con sus padres podría notar lo triste en su mirada.
Su cuarto pintado de líneas blancas y azules, pósters de bandas de rock y cosas de un chico adolescente. La casa era un poco más pequeña que la mía pero con diseños mejores. Le sugerí la idea que quedarnos en su antigua casa, quién es cuidada por una señora que está en sus sesenta a quién también me presentó llamada Mary, y cancelar la reservación en el hotel. Fue la mejor decisión que pudimos tomar, sus ojos brillaron y me miraron contentos.

—Antes de que termines de maquillarte, ya yo estaré listo—ríe y agarra sus pantalones de la cama para ponérselos.

—No demoro, solo me falta colocar mi labial...—coloco la cera por mis labios y sonrío por como me queda— Listo— le miro y este me asiente.

—Trata de no arrugar tu traje, costó mucho plancharlo—le advierto.

—Si novia mía— coloca un beso en mis labios y agarrados de la mano bajamos las escaleras.


Primero pensé que el edificio se encontraba aquí en la ciudad en todo ese paisaje urbano hasta que vi que nos dirigíamos más allá de la ciudad por un camino de tierra con muchos árboles en ella.
Después de casi treinta minutos de este camino, observo una mansión gigante con más de treinta ventanas y al parecer más habitaciones. Lucía como un castillo de ensueño.

Después de que a Scooter le pidieran su identificación, pasamos por otro largo camino hacia los estacionamientos del lugar. Al llegar, Chaz, Christian y Caitlin nos esperaron adentro del edificio-mansión.

Cuando entramos, esto parecía como una empresa o algo. Se encontraban personas caminando de un lugar a otro parecido a los problemas de un negocio.

—¿Trabajas aquí?—le pregunté a Scooter y él asintió.

—¿Has venido aquí antes?—ahora le pregunté a Justin.

—Casi toda mi vida—sonríe de lado y seguimos caminado para lo que al parecer era una oficina.

Una chica nos abrió la puerta y pudimos observar que dentro de la sala  se encontraban personas sentadas alrededor de una mesa luciendo totalmente ejecutivos.
Creo que elegir mi corto vestido azul oscuro pegado al cuerpo fue mi mejor opción. Lucía totalmente elegante como todas estas personas.

Al final de la mesa en todo el medio, un señor de alrededor cincuenta años se levanta de su asiento enseña su mejor sonrisa ofreciéndonos asiento a su lado.

Justin agarra mi mano y me conduce a que me siente junto a él. Scooter se colocó a mano derecha del señor y Justin del lado izquierdo conmigo a su lado. Del lado de Scooter se sentaron Chaz y Christian y a mi lado Caitlin.

El señor volvió a sentarse y me miró con una sonrisa.

—Un gusto _______. Soy Dominic Sanz, el jefe del tribunal.—me sonríe y le sonrío de vuelta asintiendo lentamente—Nunca tuve el honor de conocer a la bisnieta de Efrain.—me dice sin dejar de sonreír. Lucía muy simpático.

Ángel Where stories live. Discover now