» Uno:

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Capítulo Uno:

Bienvenida, Luna.




— Cuéntame, ¿Estás bien? — Su padre se sentó al final de la cama, sobre el acolchado colorido y debajo de él conteniendo a una chica de dieciséis años con el sueño venciéndola.

— Solamente quiero dormir por el resto de mis días...— Murmuró con la voz ronca por culpa del sueño, cerrando sus ojos y acurrucándose contra la cama.

Su papá rió, mientras acariciaba su cabello y al instante se ponía serio, o tal vez apenado.

— Lo siento.— Dijo mientras seguía acariciando sus cabellos, ella abrió sus ojos de golpe y se giró a mirarlo.

— ¿Por qué dices eso papá?

— Porque de una semana a otra pasaste de estar en tu país, en tu hogar a estar en un lugar desconocido, en nuevo lugar y sin nadie que conozcas. Me siento tan apenado pero tienes que entender que es esto, o es nada, es mi trabajo.— Dijo, ella se sentó en la cama y sin decir una palabra lo abrazó con fuerza.

— Lo entiendo a la perfección, mientras tú y mamá estén conmigo todo estará bien, no me importará donde ir si ustedes están.— Dijo con total sinceridad, mientras dejaba de abrazarlo para mirarlo a los ojos. Su padre no dijo nada y ella besó su frente.— Ahora sí, ve a dormir que estás cansado.

Su padre asintió antes de musitar un "Buenas noches" y dejarle un beso en su frente, para luego desaparecer por la puerta.

Y se sentía extraña, tenía razón hasta cierto punto. Le parecía injusto el dejar su hogar de un día a otro como si no fuese nada, como si no le doliera el simple hecho de tal vez no volver jamás. Le dolía, más de lo que quería admitir y extrañaba todo lo que pertenecía allá.

También quería evitar los problemas a toda costa pero parecía un imán que los atraía a más no poder, hace unas semanas se había chocado con dos personas, una de ellas intentó ahogarla y parecía odiarla. La otra en cambio parecía estar loca por ella, la persiguió e intentó besarla incluso.

Y una de esas dos personas vivía con ella, iba al colegio con ella y la otra iba al colegio con ella.

Esas dos personas eran novios.

Esas dos personas eran Ámbar y Matteo.

Pero decidió olvidarse de todo y dormir, dormir lo más que podía, dormir para desaparecer por unas horas.

Dormir para evitar llorar, incluso cuando inconscientemente ya lo estaba haciendo.






— Luna, cariño, arriba.— Sintió unas manos sacudiéndola suavemente para despertarla, una voz dulce y en tono bajo. Al abrir los ojos con la visión borrosa distinguió a su madre con una expresión neutra, que acariciaba su cabello.— Debes ir al colegio, el uniforme está en el baño, dúchate y baja a desayunar. Tienes treinta minutos.

Dejó un beso en su cabello y se marchó, no sin antes confirmar que no se dormiría otra vez.

Luna se levantó con esfuerzo de su propia cama, se desperezó y bostezó antes de meterse en la ducha.

Después de aproximadamente quince minutos estaba tomando un largo sorbo de té, mientras una tostada con mermelada descansaba en un platillo a su lado. Sus padres hablaban entre sí, vio a Ámbar bajar por las escaleras con su uniforme impoluto, con su cabello peinado a la perfección y maquillada prolijamente.

Era hermosa, no podría negarlo en ninguno de sus aspectos.

— Buenos días, no voy a desayunar hoy. Llegamos tarde así que arriba Lunita, tenemos que irnos.— Dijo con picardía, mientras agarraba su mochila y se dirigía al auto.

Luna rodó los ojos y su mamá la regañó por su expresión, pidió disculpas y luego siguió a Ámbar para ir al colegio.



El viaje se basó en un constante silencio incómodo, algunas palabras falsas que decía Ámbar y mirar a través de las ventanillas polarizadas.

Cuando llegaron lo primero que notó fue que Ámbar ni siquiera se despidió, solo bajó y como toda una diva caminaba meneando sus caderas de un lado a otro, con el pelo rubio cayendo en su espalda como cascadas y todas las miradas que la seguían con admiración.

Cuando ella bajó nadie se inmutó y era justo lo que quería, no quería llamar la atención, pero se ve que todo está en su contra.

— ¡Miren a quién tenemos aquí, a la Chica Delivery! — Escuchó una voz, esa voz.

Se quedó helada en su lugar cuando sintió una mano en su hombro.

Prófugos [Lutteo] [Soy Luna]Where stories live. Discover now