Capítulo 14

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—Entonces, ¿Ya mérito llegamos? —Dijo Brenda.

—Si seguimos así, sin detenernos llegaremos en la noche a la ciudad. —Dijo Lia.

—Tengo una duda... —Dijo Mack. —Sabemos que existe una sexta zona, pero como sabemos dónde es la entrada.

—Estoy en eso. —Dije.

Seguía tecleando en la computadora que había en el carro, además tenía un aparato que dice Mack que sirve para tener internet gratis.

Al principio fue difícil, pero después fue fácil y logré entender cómo funcionaba todo.

Abrí el buscador y puse "Sexta zona, Estados Unidos", ya que al poner la Sexta zona me salía una infinidad de búsquedas.

Al teclear esa última frase, me salía algo muy curioso, era una página del gobierno, la última actualización había sido hace dos años, te explicaba todo sobre el virus, como se podía contagiar y demás.

En el final de la nota venía la ubicación exacta de todas las zonas, venía un mapa, donde estaban todas desde la primera hasta la sexta.

Agarre el celular de Brenda y tome una foto del mapa.

—Listo, ahora ya sé dónde está, es un lugar muy rocoso, así que tendremos que ir a pie.

Todos me miraron.

—Escuchen, ya no duele tanto, además puedo ir lento.

Todo eso era mentira, había momentos en que la pierna me dolía como mil demonios.

Pero tenía que ser fuerte y caminar aunque me doliera la pierna.

Abrí la ventanilla y el aire fresco inmediatamente entró al aire.

Subí la mochila a mis piernas y busqué comida, mi estómago rugía como un león. Agarré un sándwich y lo abrí cuidadosamente, comencé a comer, me sentía en el cielo, hasta escuchaba el coro de los ángeles.

—Oigan, no puedo creer que ya vayamos hacia la sexta zona. —Dijo Brenda.

—Lo sé, pero pronto llegaremos y estaremos a salvo. —Dijo Mack.

—Exacto y lo mejor es que estaremos juntos, como la familia que somos.

—Y ya no tendremos que huir de los zombies ni de los mercenares, ahora si podremos dormir sin temer. —Dije.

Todos ya estábamos saboreando la victoria, prono estaríamos en un hogar.

—Pero... —Dijo Brenda. —Y si al final no hay nada, digo si ya no existe si paso lo mismo con las otras zonas.

—No, eso es imposible. —Dijo Mack.

La verdad ahora nada era imposible.

—Si llega a pasar eso, seguiremos unidos y buscaremos un lugar que sea seguro.

—Sí, sin ustedes no sé lo que haría. —Dijo Brenda.

Mack la abrazó y yo la miré, ellas ahora eran mi familia.

—Hagamos algo más feliz, platiquemos sobre nuestras cosas favoritas.

—Jugar videojuegos, podría estar jugando toda la tarde, llegaba de la escuela, comía, hacía mi tarea y después de eso me la pasaba toda la tarde jugando con mi hermano.

Le di un mordisco a mi sándwich y esperé a que ellas continuarán.

—A mí me encantaba boxear, mientras otras niñas iban a ballet, gimnasia o hacían algo más femenino, yo aprendí a boxear, me hacía sentir libre y me gustaba mucho, muchas veces logré derribar a niños.... Ahí me enseñaron que muchas veces la fuerza no viene del musculo si no del corazón.

Brenda sonrió cuando escuchó esa pequeña anécdota.

—A mí. —Dijo Mack. —Solo una cosa me hacía muy feliz, el arco, me pasaba horas con mi arco y las flechas, lanzándolas a metros de distancia y ahora veo los resultados, puedo apuntarle a lo que sea... Eso me hacía... Me hace muy feliz.

—Bueno, yo no recuerdo algo que me hacía muy feliz, pero ahora lo soy y aunque parezca loco amo matar zombies y correr por mi vida.

Todos sonreímos.

Puse el CD y el carro se llenó de música.

Comenzamos a cantar y a bailar.

Y así nos pasamos ese día, platicando, comiendo y contando anécdotas de nuestro pasado.

Cuando el sol comenzaba a descender para que iniciará la noche, nosotros ya estábamos agotados, Mack ahora estaba conduciendo.

Gotas comenzaron a caer y después la lluvia se hizo más fuerte.

Mack detuvo el carro a un lado de la carretera.

— ¿Por qué te detienes?

—Bueno, tan solo miren esto, el sol estaba más brillante que nunca y la lluvia se ve refrescante. Además que mi sueño es bailar bajo la lluvia.

Ella le subió el volumen al carro y se bajó, comenzó a bailar e inmediatamente comenzó a mojarse.

Después se bajó Lia y comenzó a saltar y bailar en la lluvia, por último se bajó Brenda que comenzó a dar vueltas.

Las tres bailaban y disfrutaban bajo la lluvia.

Me baje y con un poco de dificultad comencé a bailar con ellas, agarré a Lia y comenzamos a bailar en pareja, le daba vueltas y casi cae ya que el suelo estaba muy mojado.

Nosotros estábamos empapados.

Seguimos bailando hasta que ya nos comenzó a dar frío.

— ¿Cuánto falta para que lleguemos a la ciudad? —Preguntó Lia.

—Si seguimos a este paso en 2 horas.

El resto del viaje fue muy tranquilo.

Llegamos a la ciudad en 2 horas y 10 minutos, los edificios comenzaban a elevarse y las casas comenzaban a aparecer, igual que los zombies.

Logramos pasar desapercibidos.

—Encontremos un refugio para pasar el día.

— ¿Qué tal esa casa?

Apuntó Brenda hacía una mansión que estaba muy protegida y lejos de la ciudad.

—Sí, aunque nos lleve unos 30 minutos, quiero ir ahí, además que mi sueño fue vivir en una mansión. —Dijo Lia.

Logramos llegar a la casa, abrimos el portón y metió el carro, cerramos el portón.

Caminamos a la casa, abrimos la puerta y la casa estaba en perfecto estado, las paredes eran de un color rosa claro, había una inmensa sala, unas escaleras que llevaban al segundo piso.

—Creo que debemos de ir a dormir.

Al subir al segundo piso, cada quien escogió una habitación y dormimos como reyes, las camas eran muy grandes y eran muy cómodas.


The sixth zone #BEAwards2016  #SparkleAwards2016 #ZafiroAwards2017Donde viven las historias. Descúbrelo ahora