Sinópsis.

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Apuntaba con mi arma a la persona que más odiaba, pero a la vez a quien mejor me conocía y apreciaba. ¿Disparar? No lo sabía con claridad, Raily se había convertido en algo tan especial para mi, pero también había llegado a odiarla con todo mi ser. Ella es alta, estatura aproximada a 1.80 con piel blanca y delgada aunque con buena y considerable musculatura, ojos color azul oscuro y varias tonalidades de un azul celeste. Cuando me mira me hace ponerme nerviosa a más no poder. ¿Qué debía hacer? Asesinarla como ella me enseñó o dejarla vivir y seguir lidiando con ésta horrible situación juntas. Aún no podía creer cómo es que había llegado a éste punto donde debía decidir si asesinar a alguien tan importante para mí o dejar vivir a quien más sufrimiento me ha causado en tan poco tiempo. Mi cuerpo temblaba descontroladamente y ella lo sabía, aunque aún no estaba del todo conciente por el golpe que le di con la sartén cuando fingía preparar el desayuno.

-¿Qué estás haciendo? Baja eso princesa, aún no estás en condiciones de manejar un arma-. Puso su mano derecha en dirección de la pistola y la izquierda sobre su cabeza, en el área donde le había dado el golpe.

-¿Tú cómo sabes eso? Además, deja de llamarme así. Es molesto-. Me moví un poco para intentar hacer más intimidante el asunto.

-¿Llamarte cómo? ¿Princesa? Vamos, sabes que lo eres y deja de apuntarme así, no querrás que algo malo pase-. Se colocó firme frente a mí.

-Eso tú no lo sabes, ahora...-. No logré terminar la frase cuando ella ya estaba a un paso de mí intentando quitarme el arma de las manos. Pero de pronto, se escuchó el sonido sórdido del gatillo y el cañón descargandose. ¿Qué había hecho?

Decisiones Extremas. Where stories live. Discover now