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Luego de caminar casi una hora y media, estoy a mitad de cuadra. Deben ser las cuatro de la mañana, aún está todo oscuro pero logro ver una figura masculina caminando en frente de mi puerta, es decir, de un lado al otro. Parece estar indeciso, al acercarme pude darme cuenta que esa figura es de Warren. Mis tacos resonaban a cada paso que daba y tenía el corazón latiendo a mil por hora, efectivamente era él. Me mira y se detiene, parece estar calmo. Me acerco y lo miro atónita.

-¿Warren? ¿Pasó algo? -Se lo ve mucho mejor, me sonríe.

-¿Estás loca? -No logro entenderlo.

-¿Eh?

-Te das cuenta del horario y de todo lo que puede pasar si estas sola en la oscuridad, ¿No? -Al escucharlo, me tiento por los nervios y por lo que me está diciendo.

-¿Debo llamarte papá? -Parece estar abrumado por mi actitud. Dejo de reírme y le agarro su mano. -Vamos a dentro, me congelo. -Lo suelto y abro la puerta hasta cerrarla. Me acomodo, él hace algo parecido, aunque sólo me mira. -¿Viniste para retarme? -Le sonrio. Debo tener orejas y seguramente, todo el cabello desordenado.

-No, no. -Parece normalizarse. -Cathy me dijo de pasarte a buscar, por celular.

-¿Ah si? -No le creo.

-Me mandó un mensaje. Traté de comunicarme con ella y nada. Te fui a buscar y no estabas, así que vine hasta acá pero noté que no había nadie. Me preocupe, si mis viejos se enteran... la asesinan. -Está desesperado y le creo está vez. -¿Dónde está?

-Ok. -Me acerco y le toco el hombro. -Está con su novio.

-¿Novio? -Uy me la mande. Me toco la cabeza y me muerdo el labio.

-Decime todo, Amy.

-Ese chico del bar, se llama Ryan. Salen hace rato, quedate tranquilo que ella debe estar bien. ¿Si? Le dejaré un mensaje y seguro me va a contestar en algún momento.

-Me quedo hasta que responda. -Dice firme y asiento. Él se sienta en el sofá, esta agotado. Le dejo un mensaje de texto y otro pero por llamada. Me preparo un café, Warren dijo que no quería. Los dos estuvimos en silencio hasta que me senté a su lado, una vez que tenía mi café preparado, y dejé mi celular sobre la mesa. Faltan veinte minutos para las cinco de la madrugada.

-¿Seguro no querés?

-No, estoy bien. Gracias. -Tomo un trago pero el mira hacia la nada. Por fortuna estoy normal, pero quiero preguntarle muchas cosas. Debo hacerlo.

-Es linda tu novia. -Me mira al instante con rabia y bajo la mirada. Por dentro me rio de la situación.

-No estamos juntos, es solo que ella no me supera hace meses. No entiende que no la quiero. -Parece estar molesto. -Solo me trae más problemas. -Estoy que salto de la emoción, no es competencia.

-Ah y ¿Querés que hablemos de eso? -Levanto la vista, quiero ayudarlo. -Digo, sobre lo que te molesta.. -Lo piensa y parece estar de acuerdo.

-No es nada grave. Es que tengo que arreglar asuntos que quedaron sueltos y por supuesto, me choco con mi padre. Los dos tenemos un mal carácter y también lo entiendo. -Apoya su cabeza contra el sofá. -Es solo cuestión de tiempo. -Se calla y me termino el café, se nota que no quiere decir nada más. -¿Y vos? -Levanta su cabeza para verme.

-¿Yo qué?

-Cuando vine a tu casa, se te notaba terrible. -Doy por seguro que estoy roja. No suelo hablar de mi privacidad.

-Es solo una fecha difícil y triste.

-¿Por tus padres? -Asiento y se me escapa una lágrima.

-Perdón...

-No, no debí meterme. Soy un idiota. -Se me acerca y tiemblo, coloca su dedo índice sobre mi mejilla hasta limpiar mi lágrima. Ambos no pestañamos al mirarnos. Hay una tensión entre los dos, intensa. -Suena mi celular y lo atiendo rápido. Perdimos la química del momento. Él está atento a la conversación.

-Amiga, estoy bien. Me quedo en la casa de Ryan. ¿Ok?

-Bueno, pp-pero.. -Corta la llamada.

-¡¿Y?!

-Me cortó. -No me la esperaba, estoy pálida.

-¡Qué niña mal criada! -Él intenta llamarla pero lo detengo.

-Ella está perfecta, se queda con su chico. ¿Podes confiar en mi? -Lo reflexiona.

-Si le pasa algo, quedas responsable. ¿Entendiste? -Está enojado.

-Si, claro. -Respondo firme.

-¿Me querés hacer frente?

-Ah, no lo se. Interpretalo como quieras. -Luego de tanta seriedad, parece burlarse de mi y eso me sacó de quisio.

-Mejor vete. -Me levanto y él se sorprende.

-¿Ya te enojaste?

-Ya llamó Cathy, no tenes nada que hacer en mi casa. -Se levanta y se para en frente mio, bastante cerca. Tengo su boca a pocos centímetros de la mía. Él sonríe.

-Te dije que eras brava. -Me muerdo el labio y sonrío un poco. -Tanto que te desapareces.

-¿De qué hablas?

-¿Qué te parece?

-Estuve ocupada por los exámenes.

-Lo se.

-¿Entonces?

-Olvidalo. -Pasa por al lado mío, parece querer irse. Lo sigo hasta deterlo.

-No te vas hasta que me digas. -Lo enfrento y él me empuja contra la pared sin lastimarme. Es un salvaje, como todo hombre, pienso.

-Menos palabras y más demostración, Amy. -Me susurra al oído. -Me causa ternura cuando te pongo nerviosa. -Ese comentario me habrá puesto rojo, me da vergüenza que lo note pero a la vez me gusta que lo tome de esa forma.

-¿Enn-entonces soy otro problema para vos? -Sonríe muy picaron. -No te vayas. -Le digo sin miedo.

-¿Por qué? -No le quita los ojos a mi boca.

-Ya lo sabes.

-Dilo, no lo sé. -Mentiroso. Mi respiración está entrecortada. Cierro mis ojos, necesito calmarme. Él me suelta y ya me arrepiento de alejarlo. -¿Para qué querés que me quede?

-Nada, no importa. -Abro mis ojos. Se rie.

-¿Te vuelvo loca? -Me muerdo el labio por la bronca.

-Tarado. -Está vez se acerca de sorpresa, me toca mi mejilla y me come la boca, sin más. Al principio no sabía como reaccionar pero el cuerpo si. Continúe su juego y me encantaba, nuestros labios están húmedos y se adhieren, son la combinación perfecta. Estuvimos no más de dos minutos y él se separa, pone sus manos sobre mi cintura. -Estas buenísima está noche, no podría resistirme. -Le sonrío. -Pero debo irme. -Me da un beso breve y se va. Cierro la puerta y me toco mis labios, esto fue real al cien porciento. Mi corazón le pertenece.






¡No puedo rendirme!Where stories live. Discover now