ERROR #9: condensar toda una obra literaria en una sola novela o relato.

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Es probable que comiences escribiendo relatos cortos, fruto de tus anotaciones constantes de ideas sueltas, pensamientos varios, ensoñaciones o divagaciones.

O todo ello a la vez.

Pero intuyes que esos relatos no expresan todo lo que necesitas expresar y vas acoplando ideas, amontonando pensamientos y ensoñaciones.

Un día lees un libro apasionante que te inspira y motiva a escribir una novela.

Comienzas tirando del hilo, te inventas unos personajes y los utilizas para soltar todo lo que llevas tiempo queriendo expresar.

Tienes tantas cosas que decir, tantas ideas que hierven en tu cabeza, tanta pasión que transmitir e historias que contar... que vas y las dices todas de golpe.

Con suerte, tú lo entenderás sin perderte en el laberinto de tu propia creación. Porque es justo eso: tu propia creación.

Pero para de contar ahí, porque no lo entiende nadie más.

Has volcado todo lo que tienes que decir en una sola historia. En pocas palabras has confundido lo que es una idea para contar algo con un argumento para explicarlo todo.

Deja que te explique la diferencia entre un relato, una novela y una obra literaria:

En un relato explicas algo concreto, que puede expresarse en algunas páginas.

Antes que intentar definir el amor universal, un relato procura expresar el amor que se siente hacia una madre o un abuelo.

Y ojo, porque al decir ideas sencillas no me refiero a ideas poco profundas. Hay mucha profundidad en el amor a una madre o a un abuelo.

Para expresar el amor universal tienes la novela.

Desarrollas una historia más compleja para expresar ideas más complejas.

Temas que necesitan muchas más páginas para que puedan calar en el lector a un nivel más profundo.

Con la novela puedes involucrar al lector en los hechos que ellos viven.

Les puedes transportar a otros estados de conciencia y hacerles sentir emociones determinadas, influirles a nivel inconsciente para que integren de manera profunda aquello que quieres transmitir.

Se podría decir que la extensión y complejidad de una historia está determinada por la extensión y complejidad del tema que desarrollas en ella ... o el nivel de profundidad al que quieras llegar.

Es cierto que autores como J.D. Sallinger, Ernest Hemingway, John Steinbeck, y otros llegan a mucha profundidad con relatos o novelas cortas.

Para eso es necesario ser un economista de recursos narrativos a nivel maestro.

Y sobre todo, tener claro qué quieres contarle al mundo con tu escritura.

Porque si lo tienes claro, podrás expresarlo de forma más clara, concisa y repartida en toda una obra literaria, evitando embrollos al decir todo lo que quieres expresar en una sola novela.

Pero en realidad, necesitas contarlo todo en esa primera novela: forma parte del proceso de convertirse en escritor.

Solo cuando te das cuenta de que has embutido toda una obra literaria en una sola historia, es cuando puedes comenzar de verdad a definir los temas que te interesa tratar.

¿Por qué escribe un escritor?

¿Qué impulsa a alguien a contar historias?

¿Por qué recorrer este incierto camino, existiendo otros mucho más fáciles y, desde luego, rentables?

Esas preguntas no tienen en verdad una respuesta. Al menos, no una respuesta sencilla. Recorrer el camino de la literatura tal vez te pueda dar algunas.

Ojalá te haya gustado esta entrada y mejor todavía si te ha ayudado a detectar esos errores tan típicos al escribir una novela.

Si es así, te agradecería que compartieras el post en tus redes sociales preferidas, solo te costará un click 😉

¡GRACIAS!

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