Eludiendo la tormenta EPÍLOGO

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Epílogo

Recostada en su cama, Abigail todavía recordaba con una sonrisa en la boca la noche anterior. El furtivo amante con quien paso una tórrida noche la dejo exhausta no solo a nivel físico, sino también a nivel emocional.

Aún podía sentir las caricias y los besos de su experimentado compañero de cama y solo podía sentirse sonrojada y agradecida por aquella noche. Una rosa y una tarjeta con la siguiente frase “Esperaré tu retorno a mi vida por siempre”, fueron su saludo de buenos días y una sonrisa pícara se dibujó en su cara.

 Pero la realidad le pegó y con mucho pesar decidió pararse de la cama, no sin antes darle una profunda inhalación a su aromática rosa que le dejaron de regalo de una noche maravillosa.

Con paso lento tomo una toalla de un pequeño closet y decidió darse un baño rápido para despabilarse. El sonido del teléfono la sacó de sus cinco minutos de relajación abajo del chorro de agua caliente y salió rápido de la regadera para tomar la llamada.

-¿Hola?

-Big, Buenos días. Solo te informó que la conferencia de prensa se recorrió una hora más.

-¿Otra ves? Y ahora ¿por qué?

-Órdenes del productor. Ayer les mandaron un mensaje a todo el elenco y les avisaron que la presentación del capitulo para los medios se iba a recorrer una hora más.

-Y si avisaron desde ayer ¿Por qué no me lo comunicaste antes, Navi?

-Bueno, en realidad si te iba a avisar, pero como ví que ibas acompañada…pues no te quise interrumpir.

-Mira no se de que hablas –Dijo Abigail de manera drástica y para cambiar de tema, le preguntó a Navi – Por cierto ¿Ya esta confirmado mi vuelo?

-Si Jefa –Dijo Navi ya más serio – está listo para las 5 de la mañana del día de mañana. Estarías llegando a México a las 5 de la tarde a más tardar.

-Perfecto. Y para la gala de hoy en la noche ¿Qué arreglaste?

-Nos vamos los tres juntos. Ya quede con Marellia.

- Muy bien Navi, entonces nos vemos en un rato.

Abigail ya un poco más tranquila decidió hablar al room servicie y pedir un desayuno ligero, para comenzar el día. Con apenas un mes en Paris, Abigail ya se había hecho afecta a la clásica bollería francesa, así que no dudo en pedir un café au late, acompañado de un croissant y un plato de fruta.

Disfrutando de su desayuno desde la terraza de su hotel, y acompañada del aroma del café, la mantequilla y las rosas que la rodeaban, la gran Torre Eiffel le parecía un hermoso espectáculo en la mañana.

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