Capítulo 12

1.8K 193 8
                                    

Cerré los ojos. Dios. Otra vez no.

Cameron apuntó hacia mi atacante, al que podía sentir que apretaba aún más contra mi cuello su arma. Empecé a rezarle mentalmente a todo tipo de Dios que me ayudara a salir de esa.

—¿Quién eres?—demandó Cameron con una voz demasiado grave, un tono que no le había escuchado utilizar antes.

—¿Acaso importa?

El hombre me cogió por los hombros y me aferró a él con el brazo derecho, casi ahogándome. Me moví inútilmente para apartarlo y sólo consegui que la pistola pasara de mi cuello a mi sien.

—Ah, ah—escuché cómo relamía sus labios y a mi se me revolvió el estómago—. Ni un movimiento en falso, niña.

Cameron ladeó la cabeza hacia Nathan, que apuntaba hacia el tipo junto a Bri y Hugo. Estaba intentando inútilmente quitarme de encima a ese hombre, pero era imposible. Mi cuerpo temblaba, y sólo esperaba que mi captor no lo notase.

—Suéltala—volvió a demandar Cameron.

—¿O qué?—se burló el hombre.

—Te daremos lo que quieras—intervino Nathan—. Lo que sea.

El hombre estiró el cuello y soltó una profunda risa que hizo que sólo cerrara los ojos.

—Dinero. Dadme todo vuestro dinero.

Sabía que no teníamos dinero, por lo que cuando Bri dio un paso hacia delante y dejó caer tres pequeños sacos con aparente dinero dentro, fruncí el ceño confundida.

Él avanzó hacia delante y cogió los sacos con la mano libre que tenía aún sin soltarme, ahogándome poco a poco. Tosí.

—Pero también quiero a la chica—dijo con la boca cerca de mi oreja, y a esa cercanía pude oler el hedor que soltaba y me aguanté por no potar.

Nathan avanzó un paso en falso y el hombre automáticamente disparó en una dirección. Concretamente en Hugo, que cayó al suelo. Solté un grito y comencé a llorar.

—No déis ni un paso más u otro de vosotros cae—amenazó con una sonrisa—. Y no voy a dudar, lo habéis visto con el otro crío antes.

Bri fue corriendo a Hugo, que seguía en el suelo pero no sabía si estaba vivo o no. Estábamos cayendo uno a uno y no podía hacer nada.

Escuchamos un motor a lo lejos, y en menos de un minuto una camioneta llegó, con un conductor adulto que tampoco conocía. El hombre que me tenía retenida, me arrastró hacia la camioneta mientras el otro bajaba del coche y me ponía una cinta en la boca que me impedía hablar y me ataba las manos y las piernas con una soga. Me subió detrás de la camioneta contra mi voluntad y yo sólo podía patalear inútilmente.

—Hasta la vista—se despidió el hombre.

Lo último que escuché antes de que me vendaran los ojos fue el coche ponerse en marcha y una voz que juraría que pertenecía a Cameron gritando maldición.

*****

Me tiraron al suelo en cuanto hubieron terminado de cargarme hacia un lugar que seguía sin poder ver por culpa de la venda. Tampoco ayudaba que tuviera la boca tapada, así que me guié por mi olfato y mi oído.

Cuando mis captores daban pasos se escuchaban ecos, por lo que deduje que estaba en una habitación hueca. Probablemente sin muebles y un lugar abandonado. Intentaba pensar con la cabeza y no dejarme llevar por el pánico, pero no podía negar que tenía el corazón a mil y me costaba respirar.

The Final Reign (#TCIM 2) ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora