Capítulo 2|Encuentros Inesperados y Alianzas Peligrosas

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Encuentros Inesperados y Alianzas Peligrosas

El sol se esconde detrás de los árboles mientras las sombras se alargan, haciendo que el parque tome un aire misterioso. Sentada en el banco, siento la intensidad de la mirada del hermano de las dos chicas.

—Soy Lucy —respondo finalmente, con una mezcla de desafío y curiosidad—. Acabo de mudarme a California. No sabía que sentarme aquí era un crimen.

No parece impresionado por mi actitud. En cambio, siento como si me examinara con sus ojos azules, tan azules que parecen no tener alma.

—No me importa quién carajo eres ni de dónde vienes —dice en tono bajo pero firme—. Solo mantente alejada de mis hermanas, maldita extranjera.

Frunzo el ceño ante la falta de respeto, pero antes de que pueda responder, el maldito se vuelve hacia Melisa y Melody.

—Vámonos. Ya es tarde.

Las niñas obedecen sin protestar y se aleja con ellas, lanzándome una última mirada de advertencia. Me quedo ahí sentada, viendo cómo se montan en un costoso vehículo. ¿Qué le pasa? Ni siquiera les estaba hablando a sus hermanas. Maldito rarito, ya se ve mayorcito para este tipo de escenas.

Girando la cabeza de un lado a otro en el parque, noto que la mayoría de personas me están viendo y susurran entre sí, haciéndome sentir incómoda. Sé que ese sentimiento es mi señal para irme del parque. Y juro que mi propósito se hubiera cumplido, pero cuando estaba a punto de montarme en mi Jeep, una mano cierra con más fuerza de la necesaria la puerta.

—Soy Claire, mucho gusto. —La pelirroja me mira con sus grandes ojos de bambi y el golpeteo de sus uñas en la puerta de mi Jeep sin rayones me fastidia—. ¿Nueva, verdad? —Antes de que pueda responder, habla de nuevo—. Sí, se nota cariño. Verás, te recomiendo que te alejes de los Black —se encoge de hombros— si no quieres que tu vida en California sea una miseria, claro.

—Mira —la miro de arriba abajo—. ¿Yulisa?

—Claire —me corrige, aún sonriendo.

—Sí, eso. Te recomiendo que quites tus uñas de mi Jeep, porque soy una persona agresiva cuando tocan mis cosas sin permiso —le advierto, al mismo tiempo que alzo mi mano y la dejó caer de golpe en la suya—. ¿Es tu novio el imbécil anterior? Porque tienen como que el mismo humor.

—Solo trato de advertirte.

—Sí, bueno, no me gusta que me limiten, no cuando solo estaba tomando brisa y escuchando música en un lugar que se supone es público. Pero te tomaré la palabra y me retiraré por hoy, no por ti querida, sino porque a veces hasta la avellana más reciente del árbol necesita que los mimes anden a su alrededor para crecer más codiciada y sabrosa.

Mi Perdición © [Resubiendo]Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora