xiv.
Y cuando Linette volvió, ya no estaba sola. Orabel la acompañaba de su mano.
Aquél día Linette y Zelma tuvieron que actuar como si no se hubieran roto el corazón.
xxiv.
xiv.
Y cuando Linette volvió, ya no estaba sola. Orabel la acompañaba de su mano.
Aquél día Linette y Zelma tuvieron que actuar como si no se hubieran roto el corazón.