VII. Para ti

72 8 1
                                    

Esto no es algo de lo que haya pensado hacer, ni siquiera estoy segura de porque escribo sobre ti.

Estoy segura de que en un futuro leeré este pequeño fragmento y me recordare lo bien que me hizo conocerte.

Es cierto no nos conocemos, no charlamos, no tenemos pláticas sobre el clima, ni siquiera sobre la tarea, pero las miradas se encuentran.

Se me hizo costumbre mirar atrás y verte concentrado, observarte pensativo o con el ceño fruncido.

No lo entiendo, esto es para ti y probablemente no lo leas, esto es para ti y tus preciosos ojos obscuros.

Para ti y tu forma tan simple de confundirme.

Pero también lo es para mí, para liberarme un rato de la presión que siento en el pecho.

Por ese sentimiento de tristeza que me ataca cada vez que pasas a lado y me ignoras.

¿Lo haces inconsciente o de verdad quieres ignorarme?

A pesar te eso, aquí estoy.

Dedicándote un apartado, a ti y a tus preciosos ojos.

Ojos que busco incansablemente y no encuentro y cuando lo hago soy una cobarde que rompe el contacto.

¿Qué sucede conmigo?

¡Oh! Quiero pedirte por favor, jamás dejes de preguntarme esas pequeñas cosas, de pronunciar mi nombre.

Y no lo sé, quizás algún día tengamos la valentía de no quedarnos con las palabras en la boca.

Pequeñas cosas de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora