14. Pelea épica.

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Capítulo 14: "Pelea épica".

Mi despertador no había sonado, quizás sí, pero yo no lo escuché. El regulador de la ducha estaba malo y me tuve que bañar con agua congeladísima. De tan atrasada que estaba, no logré tomar desayuno, solo tome una manzana medio podrida de la cocina y me la comí a la velocidad de la luz y para rematar mi mañana desastrosa, no había nadie en casa para que me llevara al instituto. Tuve que tomar el bus, venía repleto de estudiantes mal bañados y trabajadores durmiendo, no faltó cuando el chofer dijo: "hagan espacio, todavía caben unos pocos más". Ten paciencia Emma, solo media hora y ya vas a llegar.

Cuando llegué nos habían dado la maravillosa noticia que el día de ayer tomaron la decisión de cambiar ciertas clases a otros edificios, entre esas estaba literatura, la clase que tenía a primera hora. No sé cuánto rato estuve dando vueltas por el edificio, corriendo por las escaleras y pasillos, varios chicos se daban la vuelta para mirarme extraño, si, quizás no tenga muy buena cara cuando corro y menos si ya voy atrasada a la clase.

Al doblar por un pasillo, mi cuerpo impacta contra otro, haciendo un desastre con un par de hojas que volaron por los aires, di de lleno contra el suelo.

— ¡Demonios! Fíjate por donde andas payas... —esa voz, la podía reconocer de aquí a la China. Era Camelia, tirada a mi lado, con su rostro rojo y enojado, con un par de hojas en sus manos.

—Lo siento, voy algo atrasada —murmuro, poniéndome en pie y recogiendo sus hojas y se las entregué.

—Claro... ¿arreglaste las cosas con Nick supongo? —se puse en pie de un salto.

Suspiré. No era un tema del que quería hablar, ya estaba finalizado para mí, pero gracias a ella pude abrir mejor mis ojos y ver que se traía Nick entre manos.

—Sí, algo así. Todo lo que una vez existió entre nosotros ya no está —me encojo de hombros— ¿Y tú? ¿Qué haces aquí? Nunca te había visto por estos lados.

Camelia rodó sus ojos y me sonrió.

—Entiendo, no quieres hablar de ese temita —asiento y ella me hace una seña para que sigamos caminando— Tenía una beca en un instituto privado fuera de la cuidad, pero mis calificaciones bajaron considerablemente, no sé qué me pasó y la perdí. Mis padres tomaron la decisión de inscribirme aquí, es el más cercano a casa —revisa una hoja— Era este o uno al otro lado de la cuidad.

—Uh, una chica del club nerd —la codeo y se pone a reír— Lastima que tu amiga Emma sea del club de las rezagadas.

—Prefiero mil veces eso a que adaptarme con otros engendros.

Por primera vez, en tantos años me sentía cómoda al conversar con alguien. Que agradable era.

— ¿Qué clase te toca?

—Literatura ¿A ti?

—Igual. Andaba buscando la sala y no sé hacia donde la cambiaron.

—Yo sé dónde está —sonríe ampliamente— Este "mapa de Los Merodeadores" nos dirá dónde está.

La miré sorprendida.

— ¿Potterhead? —pregunté.

—Oh si muggle...

Nos fuimos conversando todo el camino a la sala de Harry Potter. Al fin una digna amiga.

(...)

Estuvimos alrededor de 20 minutos en la clase, ya que ha Camelia se le ocurrió la brillante idea de tomar el camino más largo hacia la sala. El profesor nos había regañado cuando nos vio tan calmadas entrar a la sala y no estar presente en el trabajo que había dado. Al final corrimos hacia el casino, nuestros estómagos rugían por un trozo de pan.

¡No Entres Ahí! [1° TEMPORADA]Where stories live. Discover now