Capítulo 4

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- Becca, despierta, estamos en París.- La voz e Robert me parece lejana, quiero abrir los ojos pero cuesta mucho.

Lo primero que le puedo decir me sorprende hasta a mi.

- No me llames Becca, no lo soporto.- Él suspira y yo abro al fin los ojos.

- Venga, el coche nos está esperando.

Me levanto y me estiro, cuando voy a por mis maletas una vez más se me viene la lista la mente cuando Robert no me deja cogerlas.

Lo que Robert llama coche es una enorme limusina negra en la que mi mini cabría al menos siete veces.

- Si esto es solo un coche Superman es solo un hombre.- Robert sonríe y los dos entramos en el "coche".

Pasamos por toda la ciudad, vemos de pasada la torre Eiffel y yo me paso casi todo el camino con la boca abierta.

- ¿No habías estado nunca en París?- Me pregunta Robert.

- Una vez, con mis padres, pero era muy pequeña. No recordaba lo maravillosa que era.

Robert sonríe y fija su mirada en mi mientras sigo viendo la hermosa ciudad  a través de la ventanilla.

- Me pone muy nerviosa que me miren fijamente Robert.

- Pues a mi me encanta mirar fijamente a la gente Becca.

- No me llames Becca.- ¿Está bromeando conmigo? La lista vuelve a mi mente, "pequeñas muestras de amabilidad".

- Bueno ya vale de tonterías.- Dice Robert volviendo a su seriedad habitual.- Mañana a las diez de la noche empieza la primera prueba del concurso. Nos dejan todo el día una sala de ensayo para que practiquemos antes del show, por lo que tenemos el resto del día libre.- Robert hace un amago de sonrisa pero no llega a terminar.

- Por cierto, ya que tenemos la noche libre cenaremos juntos, si tú quieres vamos.- La lista me quema en el bolsillo. Creo que se da cuenta de que estoy totalmente alucinada, así que intento disimular.

- ¿Invitación de los del concurso?

- De la academia.- Él me mira a los ojos y se le ve muy serio.- Rebecca...- Empieza pero se interrumpe cuando el "coche" para y la puerta se abre. El chófer saca nuestras maletas y el botones del, aparentemente carísimo, hotel las coloca en un carro gigante y dorado.

Creo que si me descuido los ojos se me caerán y la mandíbula se me desencajará.

Cuando entramos en el enorme hall del hotel su belleza me deja muda y a instante la mandíbula vuelve a su sitio vuelve a su sitio abriendo mi boca unos diez centímetros.

- Tranquila Becca, es tan solo un hall.- Me dice una voz demasiado sexy como para ser ignorada, una vez más, Robert está pegado a mi, sujetando nuestras maletas con un mano mientras la otra descansa en la parte baja de mi espalda. Me da un tremendo escalofrío. Le voy a contestar algo ingenioso sobre que no me llame Becca, pero una voz chillona me interrumpe.

- ¡Robert! ¡Madre mía, cuánto tiempo!- Me cuesta encontrar la procedencia de la voz, hasta que me giro y veo a Robert agachado abrazando a una chica que no debe pasar del metro cincuenta.

- Si Dalia, hace muchísimo que no nos vemos, ¿Cómo va todo?- Le dice él amablemente.

- Bueno, ya sabes, soy la mejor de la industria del baile así que me han rogado que viniera a representar a mi querida España.- Dice ella con voz de pito y aires de superioridad.

- Vaya, no tienes casi acento.- Digo yo entonces yendo hacia ellos.- Soy Rebecca, la compañera de Robert.

La chica se gira hacia mi y Robert tiene su vista fija en mis ojos.

- ¿Perdona? ¿Nos conocemos?- Me pregunta dañándome los oídos con su insoportable voz chillona.

- No, por eso me estoy presentando. Me llamo Rebecca.- Le digo mientras extiendo mi mano para que la estreche. Ella sin embargo la mira con asco y se gira hacia Robert.

- Nos vemos en la cena Robby Rob.- Le da un abrazo que Robert no le devuelve y se va. Yo lo observo levantando una ceja.

- Vaya "Robby Rob", ¿No íbamos a cenar juntos?

- Eh sí, no, amm... ha habido un problema y no había mesa... así que decidí ir a cenar con los demás bailarines.- Robert se da la vuelta para recoger las maletas del suelo.

- Entonces cenaré sola.

- Ven con nosotros.

- ¿Y aguantar a la Polly Pocket esa toda la noche? No gracias, antes cenaría con una babosa.- Le digo arrancándole mis maletas de las manos. Me doy la vuelta para ir a recepción a pedir la llave de mi habitación.

- Se llama Dalia, y sé que es un poco intensa, pero cuando la conoces es una chica muy agradable.

- ¿Y cuánto la conoces tú?

- ¿Acaso te importa?

Yo sigo caminando mientras ignoro lo que Robert grita a mi espalda. Cuando tengo mi llave giro a la izquierda para subir en el ascensor. Noto que Robert me sigue pero pulso el botón antes de que me alcance.

Cuando la puerta del ascensor se abre en el decimocuarto piso empiezo a buscar mi habitación, la 1414. En cuanto la encuentro por fin paso la llave con forma de tarjeta por la ranura pero creo que la paso demasiado rápido, porque no se abre. Lo sigo intentando hasta que se me resvalan las maletas de las manos y le doy una patada a la puerta. ¡Maldita sea! ¿Por qué estoy tan cabreada? Pego un grito sin darme cuenta. Me siento en el suelo apoyando la frente en mis rodillas.

- Oye ¿Estás bien?- Me llega una cálida voz masculina por mi derecha.

- Sí.- Contesto secamente a los zapatos del chico que está a mi lado.

- Pues no lo parece.- El chico se sienta a mi lado y pone su mano en mi barbilla haciéndome levantar la cabeza.- Vamos, eres demasiado guapa para llorar.- ¿Estoy llorando? Ni siquiera me había dado cuenta. Yo me incorporo y me empiezo a secar las lágrimas con las mangas de mi sudadera. El chico me agarra el brazo y me pone un pañuelo de papel en la mano.

- Muchas gracias.- Susurro. Ahora levanto de verdad la mirada y veo a chico, su pelo es rubio oscuro, y sus ojos aunque azules, también parecen bastante oscuros.

- ¿Cómo te llamas amor?- Me pregunta dulcemente. ¿Amor?

- Rebecca, ¿Y tú?- Le pregunto intentando contener los hipidos que salen de mi estómago.

- Puedes llamarme Nick.- Me contesta sonriendo.


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Nick multimedia ♡

Mi Último Baile [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora