Ella.

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27 de Marzo de 2015.

Eran las 3:17 am, estaba asustada, cada vez escuchaba más fuerte el sonido de la puerta, sentía que la tumbarían, estaba escondida debajo de la cama, no sabía qué hacer. Estaba en pánico, mi respiración estaba agitada y mi corazón latía cada vez más rápido, podía jurar que casi me daría un paro cardiaco.
Tocaban la puerta de mi habitación cada vez más fuerte. No fue demasiado el tiempo en que ella derribó la puerta, en ese momento quería gritar, sólo veía sus sucios pies por el pequeño espacio de la cama en la que estaba escondida. De la nada ya no los vi. Creí que por fin se había ido, la realidad es que no. Seguía ahí, podía sentir su fría presencia y su aroma putrefacto.
El silencio invadía la habitación, empezaba a escuchar incluso mis latidos, joder, ¿y si me escucha?, no sé qué hacer, ¡necesito ayuda!, lo peor es que George no estaba, había salido, no hay quién me ayude. ¿Qué se supone que haga ahora?, ¿de qué manera me deshago de ella?

Pasada alrededor de media hora por fin había conseguido tranquilizarme. Todo estaba en silencio, sin embargo ella seguía ahí, estaba tarareando una canción. Recuerdo bien esa pieza "Waltz from Sleepy Beauty " de Piotr Ilyich Tchaikovsy. Era la canción que solía tararearle antes de dormir, le encantaba.
Finalmente hubo un silencio y vi como ella salía de la habitación y cerraba la puerta.
En cuanto ella salió salí lentamente de mi escondite y no sabía cómo escapar de ahí, ¿qué tal si ella estaba afuera de la habitación esperando a que yo saliera? Nunca he sido buena para tranquilizarla, esa es la especialidad de George, a veces me da la sensación de que no le agrado a ella, al parecer me desprecia, porque raramente se da que cuando George no está ella siempre intenta atacarme o herirme, George nunca me ha querido creer y lo peor es que yo no tengo ni una prueba de ello.

Me senté en la cama y pensé en que haría, pensé en llama a George pero, ¡joder! dejé mi celular en la cocina, me recosté y miré el techo, múltiples fotos de George y yo estaban pegadas en él. Sonreí pero recordé en el lío que estaba, finalmente se me ocurrió la idea de salir por la ventana, tomé mis zapatos y abrí lentamente la ventana, haciendo el menos ruido posible salí al techo y bajé por el árbol que estaba en frente de mi casa. Por fin estaba afuera, corrí con todas mis fuerzas a una cabina telefónica para llamarle a George. Maldito idiota, ¿por qué no contesta? Me dice 'llama si me necesitas' ¿Y no respondes? ¡Te necesito ahora! Llamé de nuevo pero nadie contestó, por un lado me sentía enojada pero sinceramente estaba preocupada de que le haya ocurrido algo malo, no es que sea paranoica pero él dijo que regresaría antes de las 2 y son casi las 4:30.

Necesitaba volver a casa, corría el riesgo de que ella estuviera ahí pero tenía que ir e intentar enfrentarla si era necesario, puede que esto sea lo último que haga en la vida, pelear contra un espíritu maligno que está en tu casa no es fácil y obviamente que enfrentarte a este tipo de monstruos sobrenaturales no era algo inteligente pero no tengo de otra más que hacerlo. Tragué saliva y salí de la cabina telefónica, me dirigía a casa.

En un momento decidí frenar, vi la Luna, se veía hermosa, tan brillante y grande. Me recordó a aquel viaje al que fuimos los tres, George, Molly y yo. Habíamos ido a Arizona, estábamos en Papago Park en Phoenix, recuerdo bien esa noche, era 5 de mayo de 2012. Se había pronosticado a lo que llaman 'La súper Luna' que es cuando la Luna pasa más cerca de la tierra y puedes observar la Luna en su esplendor más bello. Estando en aquel parque la luna podía apreciarse bastante bien, recuerdo que estábamos en el césped yo acariciaba el rubio cabello de Molly mientras ella dormía en mis brazos y George me abrazaba tiernamente. Es realmente un recuerdo que jamás olvidaré.

 Mientras recordaba eso, algo me trajo de nuevo a la realidad. Era la tierna voz de ella, quien estaba frente a mí. Asustada y con todas mis fuerzas intenté huir, lo cual fue inútil, tropecé y entonces ella me alcanzó. Estaba asustada, tenía miedo de que me atacara. Me levantó y me miró fijamente, realmente su mirada me aterraba, ver las múltiples heridas en su pequeño cuerpo y esos ojos, sus ojos ya no eran aquellos ojos color miel llenos de alegría que transmitían felicidad, ya no estaba aquella niña inocente a la cual yo amaba tanto y que cuidé cuanto pude. Sin duda alguna esa no era la niña que yo recordaba.
- Que gusto verte... mamá- Dijo ella mientras sonreía

Molly.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora