Prólogo

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—Tengo que irme.

Le miré con los ojos acuosos y todos los recuerdos de estas semanas vinieron a mi cabeza.

—Te voy a echar muchísimo de menos.

Me dio un fuerte abrazo y un último beso.

—Ha sido el mejor verano de mi vida.

—No seas tonto, todavía te quedan muchos más.

—Te aseguro que ninguno lo superará.

Y, aquel día de principios de septiembre, me perdí por última vez en aquellos ojos azules, por última vez en mucho tiempo.

—Prométeme que volveremos a vernos. Tarde o temprano.

—Te lo prometo.

4 AÑOS Y 10 MESES MÁS TARDE.

Me despierto con la luz cegadora del sol. Decir que me duele todo el cuerpo se quedaría corto. ¿Dónde estoy? Miro a mi alrededor y me doy cuenta de que es el jardín de mi casa. Ahora recuerdo todo... O casi. Me levanto y ahogo un grito de dolor. Me aproximo hacia la puerta de mi casa y llamo repetidas veces hasta que un chico rubio adormilado me abre.

—¡Melissa! ¡Ha sido la mejor fiesta de la historia!

Le sonrío, aunque no tengo ni idea de quién es. La casa está hecha un desastre, cuando lleguen mis padres nos castigarán de por vida, y todo por la inteligente idea de mi hermano. Y es que yo nunca he sido una chica de fiestas, todo lo contrario a él. Aún recuerdo el día de la semana pasada en el que puso aquellos carteles por todo el instituto anunciando una fiesta para celebrar el fin de curso, que, según él, yo daba en mi casa, y todo el mundo estaba invitado.

Voy hacia el salón y allí se encuentra, tumbado en el sofá desperezándose.

—Buenos días, ¿qué tal has dormido?, ¿es cómodo el césped?

Se levanta y viene hacia mí para darme un abrazo, pero yo le esquivo enfadada. Así no era como quería acabar la noche, durmiendo en el jardín.

—¡Chicos, la fiesta ya ha acabado, haced el favor de iros ya! ¡Y dad las gracias a mi hermanita Melissa por esta increíble noche!

Sus gritos se escucharían por casi toda la calle. La gente que queda cerca se levanta y me vitorea. Más tarde, la casa se queda completamente vacía.

—¿Por qué has hecho todo esto? —pregunto temiéndome la respuesta.

—Hermanita, siempre que haya un Weibert, reinará en el Santa Mónica High. Y me tenía que asegurar de que esto se cumpliera contigo. Ahora, eres la reina.

Sobreviviendo a la popularidad (PAUSADA)Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon