CAPÍTULO 12: Celos demasiado enfermizos.

6.3K 279 21
                                    

Eran las dos de la madrugada y Tomas aun no había llegado al apartamento. Preocupada le había llamado unas seis veces, pero en ninguna obtuve respuesta y mi preocupación era más que evidente, al igual que mis nervios.

Decidí darme una ducha para relajarme y ponerme el conjunto de camiseta de tirantes y culotte, color salmón que Emily me regaló, una vez vestida, cogí mi teléfono con la intención de volver a intentar localizar a Tomas, pero en ese mismo instante, la puerta se abría y yo salí a su encuentro.

-¿Tomas? ¿Estás bien?-Pregunté preocupada al ver como las llaves que había intentado dejar en la mesita de al lado de la entrada, se caían al suelo y él apenas podía mantenerse en pie. Sus ojos se clavaron en mí y comenzaron a bajar por todo mi cuerpo.

-Eres increíblemente preciosa, una obra de arte ¿lo sabias?-Sonreía de forma lasciva arrastrando las palabras.

-Tomas estas ebrio, vamos, te llevaré a la cama.-Me acerqué a él indecisa, pocas veces había visto a Tomas de la manera en la que lo estaba viendo ahora, y un mal presentimiento recorrió mi espina dorsal indicándome que tuviera cuidado

-Si vamos, iremos a la cama, pero no para dormir.-Me decía acortando el poco espacio que quedaba entre nosotros y agarrando mi cintura pegándome a él fuertemente.

-No estás en condiciones de hacer nada Tomas y a mí no me apetece.-Intenté soltarme de su agarre, pero él me apretó más fuerte contra su cuerpo.

Se lanzó a mis labios, devorándolos de forma brusca y dolorosa, su aliento olía demasiado a wiskhy, yo intentaba apartarle, pero él más daño me hacía.-Para, Tomas por favor.-Lamia mi cuello ansiosamente sin hacer caso de mis palabras. Apretaba mi cuerpo contra el suyo, cada vez más fuerte.-Tomas, que pares te he dicho.-Le gritaba pero él me ignoraba, me estaba asustando demasiado jamás le había visto así, embravecido, tozudo, como si no escuchara o no quisiera escuchar nada y solo pensara en conseguir lo que quería sin importar nada más.

Me miró deseoso y sin apenas darme cuenta, me tiró al suelo, quedándome boca abajo. Intenté levantarme pero él, se puso encima de mí y comenzó a lamerme la oreja. -Tomas ¿no me oyes? para por favor.-Suplicaba.

-No Alison, serás mía, quieras o no.-Noté su creciente erección en mi trasero.

-Tomas por favor, estas borracho, déjame en paz por favor.-Suplicaba con ojos llorosos, debido al miedo que comenzaba a crecer en mi interior.

-Estate calladita y disfruta.-Su miembro ya estaba fuera de sus pantalones rozando uno de mis muslos. Yo comencé a temblar aterrada, ese no era el Tomas que yo conocía, cariñoso, tierno, romántico y sensible, el hombre que me sujetaba fuertemente mientras yo forcejeaba para escaparme de su agarre, no era Tomas.

-Tomas por favor-Sentí como me quitaba bruscamente mi culotte, rompiendo parte de sus costuras.-Por favor Tomas.-Seguía forcejeando, presa del pánico.

-Que te calles perra.-Sus palabras sonaron con tanto odio que el miedo que ya sentía, aumentó extremadamente.

Sentí como duramente introdujo su miembro dentro de mí, mientras que las lágrimas comenzaban a salir sin control de mis ojos.

-Tomas por dios, no eres tu.-Lloraba desconsoladamente mientras intentaba escaparme, pero él me embestía dura y dolorosamente. Tras unas rápidas estocadas más, se corrió y salió de mí, yo me quede tumbada sin moverme, derramando infinitas lagrimas sin poder controlarlas.

Eres una autentica zorra Alison.-Me dijo con desprecio y luego se marchó a la habitación. Yo cogí una fina manta que descansaba encima del sofá y me la puse por encima, acurrucándome en una esquina del cómodo sillón sin poder parar de llorar. "por dios, ¿qué haría ahora? ¿Cómo miraría a Tomas a la cara mañana? No quería seguir aquí, había sentido tanto miedo del hombre al que había querido con toda mi alma. Había abusado de mí... Santo cielo, mi novio ya no era mi novio...Solo estaba borracho, mañana se arrepentiría y no volvería a pasar, estoy segura" me decía mentalmente intentado calmar mis nervios y a mí misma, intentando olvidar lo que acababa de pasar. Me quedé dormida con aquel pensamiento, y las pesadillas no me abandonaron en toda la noche.

______________

Noté unas suaves caricias en mi mejilla, y comencé a abrir los ojos poco a poco, encontrándome con la dulce mirada de Tomas.

-Buenos días mi amor.-Me decía sonriente, mientras en mi cabeza se empezaban a amontonar las imágenes de todo lo ocurrido anoche y el mismo miedo de ayer se hizo presente.- ¿Qué tal has dormido?-Las palabras no querían salir de mi boca, ¿cómo es posible que hoy este así? es imposible que algo como lo que pasó, no lo recuerde.

Note como su mano bajo de mi mejilla a mi brazo y como acto reflejo, me tapé todo lo que pude con la manta que me cubría desde anoche.-Tranquila bebe, no te haré nada.-Ahora sus ojos empezaban a mostrar tristeza y algo de arrepentimiento.-Te he preparado el desayuno, ve a ducharte y desayunemos.-Me hablaba dulcemente, luego se levantó y vi cómo se metía a la cocina, aproveche aquel momento para levantarme del sillón, taparme con la manta e ir a la ducha.

Una vez que la tibia agua comenzó a caer por mi cuerpo, las lágrimas empañaron mi rostro de nuevo, me desplomé en la ducha y abrazándome a mí misma, dejé que el agua me refrescara, pero no lo conseguía...Ya no era yo, no me sentía la de siempre, me sentía sucia, tenía miedo, mucho miedo, dudaba de todo...lo ocurrido anoche, me había cambiado sin darme cuenta "¿que se supone que debo de hacer ahora?"

-¿Cariño? vamos el desayuno se enfriará.-Me gritaba aquel hombre desconocido ahora para mí, desde la cocina. Me levanté, terminé de ducharme y después de vestirme con cualquier cosa, me dirigí a la cocina temblando y sin saber cómo actuar ante él, me sentía débil y vulnerable.-¿te encuentras bien mi amor? estas muy pálida, ven siéntate aquí.-Tomas cogió mis hombros, y empecé a temblar, me iba empujando levemente hasta sentarme en uno de los taburetes que había en la cocina.-Come, te vendrá bien, ese estado quizá sea por la mala alimentación.-Decía tan tranquilo, echando café a las dos tazas que se encontraban encima de la mesa. El miedo se iba desvaneciendo, dejando paso a una fuerte rabia.

-¿Cómo puedes ser tan cabrón? ¿Cómo puedes hacer como si nada hubiera pasado?-Grité enfurecida, levantándome del taburete y dirigiéndome a la salida de apartamento. Pero antes de que pudiera hacerlo Tomas cerró con llave y se las guardó.

-No saldrás de aquí Alison.-Decía tan tranquilo.

-¿Estás loco? eres un capullo, déjame salir de aquí ahora mismo.-Sin esperármelo se dio la vuelta y me propinó un fuerte puñetazo en el pómulo izquierdo que hizo que cayera al suelo y que de nuevo el miedo invadiera cada rincón de mi cuerpo. Las lágrimas volvían a empañar mis ojos, mientras acariciaba el dolor de mi rostro.

-Lo siento cariño.-Quiso agacharse y abrazarme, pero yo me arrastré hacia atrás temblando. -Alison por favor.

-Estás loco, tú no eres Tomas.-Dije llorando.

-Claro que lo soy, ven aquí mi amor, por favor.-Mi espalda quedo pegada a la pared y no tuve más remedio que aceptar que me acurrucara y me meciera entre sus brazos, mientras mis lágrimas mojaban sus brazos.-Alison ¿porque me has hecho esto? si tu no hubieras echo esto, yo no estaría así, te quiero tanto mi amor.-Seguía meciéndome.-Noté algo raro entre vosotros cuando fuimos todos a comer, pero jamás imaginé que me fueras infiel con él.-Su cuerpo se tensó y el mío hacia lo mismo.

Sabía que me había acostado con Edward, por eso este comportamiento...-Eres mía Alison, te deje escapar una vez y no lo volveré a hacer así que, te guste o no, eres y serás siempre mía.

Espero vuestras opiniones, comentarios y votos que ya sabéis cuanto me animan. Nos vemos en el próximo.

Un beso enorme :)

EL ODIO DEL DESEOWhere stories live. Discover now