La Prisión de Shurima

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-¡Cuéntanos Tal! ¿Cómo fue que lograste llegar hasta aquí? Mamá dijo que huiste del pueblo porque habías sido desterrada - comentaba con ansiedad uno de los pequeños shurimanos.

- A decir verdad... hubo alguien que me tendió la mano cuando los demás solo buscaban el daño que podía causar mi poder - explicó a todos y a nadie a la vez.

Taliyah narra cómo fue que logró escapar de las despiadadas manos de Noxus, los incidentes ocurridos en las faldas de las montañas de Jonia, su camino como aprendiz de aquél hombre que bailaba con el viento hasta su llegada a las costas rocosas de Freljord.

-¡Wow! Entonces los rumores de aquellos comerciantes eran ciertos, el forajido del viento ¡Yasuo! - exclamó con emoción otro de los niños.

- Momento, nunca dije que fuera un forajido - aclaró entre risas - bueno, puede que sea un forajido, pero no porque se lo haya ganado realmente.

- Parece que le tienes respeto, Tal - reprochó con recelo uno de los presentes en la celda.

- Sabes cómo soy, Babajan, el punto es... que necesito de su ayuda para detener esta locura, aunque claro primero deberíamos escapar de aquí.

- ¿Alguna idea, tejedora de piedra? - preguntó, dando unos pasos hacia Taliyah con una mirada decidida, a lo cual ella queda muda por unos segundos.

- Si - afirma con seguridad, notándose un leve rubor en sus mejillas - sólo debo hacer la señal y él vendrá. Timael, necesito tu brazalete de vidrio, Sarahel, también necesitaría de tu collar de rocanita.

Lo que al principio parecía un artilugio extraño, el resultado final sorprendió a todos. Taliyah logró recrear una de las antiguas reliquias de Shurima, el Ojo del Oásis. Lo colocó sobre la única ventana que daba al exterior, sosteniéndolo con ambas manos y lo accionó.

-¿Cómo aprendiste a restaurar una de las antiguas reliquias?

- Mi madre me obsequió el broche que siempre llevo conmigo, desde entonces tuve cierta intuición con ciertos objetos. Además, no soy yo la única que lo ha logrado - sonrió, desviando su mirada hacia los muchachos que prestaron los materiales necesarios.

Del Ojo del Oásis se desprendió un aura dorada que cubrió a todos y cada uno de los que se encontraban en la celda, provocando que tuvieran una ligera lucidez y agilidad en sus movimientos. Por el otro lado Taliyah logró su cometido, enviar un aviso.

-Perfecto, ahora...

-¡Genial! ¿Y ahora qué? - preguntaron varios al unísono.

- Ahora esperamos - sentenció muy seriamente, obteniendo resoplidos de aburrimiento como respuesta - pero mientras tanto, puedo contarles cómo fue que conocí al gran yeti del norte, al ejercito de trolls y cómo luche contra un oso.

- ¡Si!

Luego de despedirse de la pescadora, Taliyah continuó su camino dentro de los bosques de una región desconocida para ella, Freljord. Al avanzar, sus pies se hundían más en la nieve, se dió cuenta que no era el mismo terreno que encontró en Jonia pero no frenó su ardua búsqueda de alguien que pudiera ayudarla a volver a casa. A lo lejos escuchó como un grupo de sujetos encuerados latigueaba unos lobos enormes en los que iban montados, toda esta escena la presenció detrás de unos arbustos a lo lejos.

-Tal vez ellos puedan ayudarme - susurró para sí a lo que acto seguido se irguió para alcanzarlos pero inmediatamente una mano sobre su hombro frenaba su inconsciente avanzar.

-Oye niña, claramente no eres de aquí ¿quieres que te maten?

-¡Ahh! - gritó del susto al ver que quien la detenía era un hombre con el pecho abierto al medio, una flecha en su nuca y varios músculos de la pierna derecha desgarrados, su vestimenta no difería de la de un vikingo con falda, aunque la cabellera negra le recordó a su maestro.

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⏰ Last updated: May 31, 2016 ⏰

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La Tejedora de ShurimaWhere stories live. Discover now