Segundo día: Primeras impresiones

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"Somos una casualidad llena de intención"

Un suspiro salió de sus labios delatando lo cansada y exhausta que se encontraba. La muchacha se levantó del suelo y comenzó a limpiar su vestido, sacudiéndolo. Inclinó su rostro hacia arriba cautivándose con el hermoso atardecer que, a pesar de los muros, podía apreciar cada día.

Hizo una mueca de incomodidad al recordar el horrible destino al cual estaba sometido la humanidad. Le gustaba pensar y soñar que no era cierto, que un día todos serían libres de aquella crueldad en la que vivían, ella se negaba a creer en la realidad.

La joven de trece años hizo una mueca con los labios mientras fruncía el ceño.

Odiaba no ser libre, anhelaba serlo.

-Gracias por tu ayuda, Petra –menciono una voz detrás suyo.

Al escucharla hablar, la muchacha se sobresaltó girando sobre sus talones para observar a dicha mujer. Ella había quedado viuda debido a que su marido murió a manos de los titanes, y como tenia un hijo recién nacido, la joven Ral iba a ayudarla con la huerta y quehaceres en el hogar.

-No me agradezca, fue un placer –contestó levemente avergonzada Petra mientras sonreía y se acomodaba unos mechones de su cabellera naranja detrás de la oreja.

Las campanas comenzaron a sonar y eso significaban que los miembros del cuerpo de exploración regresaban a los muros. Al caer en cuenta de lo que iba a ocurrir, Petra amplio mucho mas su sonrisa viéndose feliz.

-Tengo que irme, Ara –se despidió mientras buscaba sus libros, los cuales estaban sobre el pastizal, y los tomó abrazándolos sobre su pecho- ¡Nos vemos mañana! –indicó en un pequeño grito mientras comenzaba a correr para poder adentrarse en la ciudad.

Avanzaba rápidamente queriendo llegar cuanto antes a la entrada de los muros. Casi se resbala en alguna que otra ocasión debido que corría de una forma apurada. Petra se movía ansiosa entre la gente pero a pesar de su apuro lo hacía con cuidado sin querer golpear a nadie por su desesperación.

Las campanas seguían por lo que todavía tenía tiempo de sobra para llegar. 

Siempre iba a ver la entrada del cuerpo de exploración luego de sus expediciones fuera de los muros. Petra estaba fascinada con lo que se escondía detrás de las murallas, tenia tanta curiosidad por conocer el mundo que ignoraba su gran temor hacia los titanes. 

Por ende admiraba a cada una de las personas que se ofrecían para salir de los muros, aquellos valientes que daban la vida por respuestas a diversos acertijos del mundo que los rodeaba.

La muchacha se hizo lugar entre las personas mientras observaba al grupo de soldados, el cual era menor que todos aquellos que se fueron hacia horas atrás. Ellos volvían con una expresión de desolación en el rostro, lo que genero que el corazón de Petra se achicara.

Esa era la parte mala, horrible y desgarradora: no todos los que participaban en el cuerpo de exploración podían regresar de las expediciones. Y por ende cada regreso a las murallas estaba acompañada por dolor y llantos de las familias de los caídos.

Petra hizo una mueca al ver a un hombre abrazando a su mujer, quien acababa de hablar con un soldado que detuvo su paso con el caballo para explicarles la situación. 

Al ver de quien se trataba, Petra ensancho los ojos.

Era Levi Ackerman, el soldado mas fuerte de toda la humanidad o al menos así se lo conocía entre los muros. Era joven y aún así su nombre era el cual más se escuchaba entre los miembros de la legión. 

A mi lado [Rivetra]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora