Clemencia

186 9 2
                                    

Ya no podía seguir guardando el secreto de que había vuelto a caer, pero tampoco sabía cómo decírselo, aunque no hubo necesidad de ello.

Terminamos de comer, yo era ya muy descarada, de inmediato que terminaba me dirigía al baño para proceder con lo que ya me había acostumbrado, me sentía gorda siempre, me encerré en el baño y comencé a vomitar, me lavé las manos y le bajé a la llave del excusado. Al salir me llevé una gran sorpresa, mi mamá estaba afuera.

-¿Vomitaste?

-No.

-Sofía te escuché.

-Claro que no- y la hice a un lado ella fue tras de mí.

-Sofía, ¿Por qué lo haces?

-Mamá te estás imaginando cosas.

-Claro que no, si no estoy loca, perfectamente sé lo que oí, y me duele tanto que no me quieras decir la verdad, hija tu ya no eres la misma desde que empezamos con tu tratamiento, realmente ya no sé qué es lo que quieres, hago todo lo que está en mis manos per tu no quieres aceptar las reglas, y no sabes cuánto me duele verte así, me dolió en el estado que te encontré anoche, salía espuma de tu boca, yo pensé que ya te había perdido- lloraba- pero gracias al cielo no paso a mayores.

-Me hubieras dejado morirme, yo ya no soy nada mamá, en mi ya no hay sentimientos, solo está la oscuridad que me nubla el pensamiento y la mirada, muchas veces intenté ser fuerte, pero ya no sé cómo mantenerme de pie, hace casi ya 1 año y medio que empecé con esto y aún no se cómo pararlo, no sé si es hago lo correcto, no sé si hago lo incorrecto, hace mucho que me perdí a mi misma, ya no tengo cara para pedirles ayuda, los he decepcionado tantas veces que creo que la mejor salida es morirme de una vez, me siento culpable por la muerte de Roxana, me siento culpable, por todo lo malo que pasa en esta casa, mami yo ya no sé qué hacer. Despierto en medio de la noche con el nombre de las personas que me han hecho daño en mi boca la obscuridad y lo que veo son la misma cosa, ya no se a donde ir.

-¿Sofía por qué no me habías dicho nada de eso?

-Porque no se cómo decírtelo, no sé cómo pedir ayuda, te lo ruego mamá quiero volver a ser normal.

Mi mamá me abrazó y comenzamos a llorar las dos, el camino que había recorrido no había sido nada fácil.

-Te prometo que vas a salir hija, te lo juro.

-Gracias mamá, de verdad perdóname por cada uno de mis errores.

-Tú no tienes nada que agradecerme hija, ¿Le vamos a echar ganas no es así?

-Sí mamá.

Tuve que pedir ayuda por desesperación y necesidad, tenía que volver a ser la Sofía que había dejado de ser, tenía más que nada seguir con mi vida, ya que sabía que tenían mucho que hacer en este mundo aún.

A lo largo de todo esto ya había llorado mucho, había experimentado cosas que jamás olvidaré, siempre estuve en contra de mi mamá, ahora entiendo que ella siempre quiso lo mejor para mi, alguien que estaba dispuesta a dar su vida a cambio de la mía, alguien que dedicó su tiempo por completo por verme bien, incluso se descuidó a sí misma, hoy valoro mucho lo que ella hace, y eso fue el primer sentimiento que mi ser volvió a experimentar después de tanto, el amor hacía mi mamá.

Durante casi dos años, pensaba que yo tenía el control de mi vida, creía que mi cuerpo era lo único que importaba, quería llegar a ser una persona que nunca podría ser, era solo una fantasía, aún me encontraba en un desierto, y sería muy difícil hacerlo florecer, tenía que empezar a recoger los recuerdos de mi pasado, tenía que dejar ir a Roxana, y encontrarle un nuevo sentido a mi vida.

FrágilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora