unico

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La vida de Harry es muy aburrida.

La mayoría de los relatos sobre chicos de diecinueve años, comienzan con lo dura, cruel y triste que es su vida hasta entonces.

Pues, en el caso de Harry, lo único malo en su historia es su aburrimiento crónico.
Tiene una familia genial; una madre, una hermana y un gato que le quieren mucho. Posee amigos geniales y nunca ha pasado hambres, y aun así, Harry no se siente complacido.

La ciudad en la que vive es muy pequeña. Es mas un pueblo con aires de ciudad, en realidad.
No hay mucho que hacer para entretenerse: solo hay una biblioteca, dos parques de atracciones y no existen clubes nocturnos a donde ir en las noches de fiesta.

Solo hay tres cines en toda la comunidad, y dos son de los típicos cinemas de malamuerte que ofrecen dos funciones de películas blanco y negro por el precio de una.

Así que, en resumen, la ciudad natal de Harry era una completa basura.
Como adulto vivías justamente, pero como adolescente, morías de aburrimiento.

El chico estaba cansado de su vida cliché: asistía a la típica escuela británica, con el estereotipado alumnado. Era el típico chico perteneciente al club de futbol, con los típicos amigotes que se creían dueños de la escuela.

Harry era casi un estereotipo con piernas; el all-american boy versión Inglaterra.
Con sus ojos verdes, rizos chocolate y sus largas piernas, el chico era algo así como el ejemplo del chico perfecto de ultimo año de preparatoria.

En pocas palabras, Harry vivía sus días en un estado escéptico.
Sonreía para no preocupar a sus seres queridos, pero rara vez se sentía realmente feliz.

Habia aceptado un trabajo en el cinema más decente de la ciudad, pensando que tal vez una distracción por la tarde le ayudaría a salir de ese estado aburrido.
Pero hasta ahora, servir palomitas y rellenar refrescos no le hacían cambiar de opinión.

Todo seguía igual.

O lo hacía, hasta ese día.

[...]

Era un día nublado. El cine se preparaba para la premier de una película de terror; los chicos jóvenes llevaban meses esperando el estreno de la cinta. Era el tema de conversación predilecto de los compañeros de Harry.

El chico de ojos verdes se encontraba cruzando las puertas de cristal de la entrada, con los audífonos bien puestos en las orejas.
Caminaba con la espalda gacha, los ojos viendo hacia el piso con la cabellera castaña cayéndole sobre la frente.
Sus brazos tonificados por los entrenamientos de futbol resaltaban debajo de su jersey amarilla.

"¡Buen día, Harry!" Saludó Kirsten, una de sus compañeras.
Harry le alzó la barbilla a modo de saludo y continuó su desanimado andar hasta el cuarto de empleados.

No tenia muchas ganas de ir a trabajar.
Ese mismo día, su equipo había perdido contra una preparatoria extranjera.
Sin mencionar que tenía tarea por montones y su madre no se encontraba en el mejor de los humores.

Si, era un día un tanto malo. Pero hey, al menos no era tan normal; rara vez su madre se enojaba y el equipo de futbol jamás había perdido.

Era un buen comienzo.

"Buen día, Harold" saludó Liam, apenas hubo entrado el chico de ojos verdes a la habitación.
Liam era un chico de ojos cafés y sonrisa amable que se encargaba de la isleta de golosinas. Fue la primera persona con la que Harry entabló conversación cuando recién había entrado a trabajar.

MUÉRDEME [LARRY OS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora