Fire

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I say I don't love you, but you know I'm a liar
'Cause when we kiss, oooh, fire.

~ Fire

~~~

El móvil de Lydia vibró por séptima vez en lo que llevaban de clase. Quizás octava, quién sabe. Lydia no era la típica chica que se pasaba las clases pendiente del móvil, hablando con amigos que estaban a prácticamente tres metros de distancia. Pero ese día era diferente, porque, quisiera o no, el juego que Stiles y ella se traían entre manos la llevaba loca.

Leyó el mensaje en la pantalla, sin necesidad de desbloquear el teléfono, pero no contestó. No había contestado a ninguno de los anteriores, así que esta vez no iba a ser diferente. Aun así, sonrió. Por más que lo intentara evitar, siempre sonreía.

¿Vas a admitirlo de una vez?, decía el mensaje.

Sin moverse excesivamente en su sitio, Lydia giró la cabeza hacia un lado hasta divisar a Stiles, que estaba sentado en la misma fila que ella, solo que dos mesas a su derecha. Como era de esperar, el chico traía la sonrisa más amplia y descarada que Lydia le había visto en su vida. Aunque eso no era del todo cierto, ya que Stiles le había estado regalando esa misma sonrisa desde hacía, aproximadamente, dos semanas.

Lydia puso los ojos en blanco y soltó una pequeña risita en dirección hacia el chico antes de volver a mirar al frente y prestarle atención al profesor. O fingir que lo hacía, porque con Stiles y sus mensajes, prestar atención en clase había quedado sobrevalorado.

Exactamente once minutos más tarde, otro mensaje iluminó la pantalla de su móvil.

Vamos, Lydia, admítelo.

Parecía que Stiles no iba a dar el brazo a torcer, pero Lydia tampoco pensaba hacerlo. Por eso le gustaba tanto el juego; porque los dos eran tan cabezotas que estaban esperando a que el otro cediera para poder ganar. Lydia le lanzó una última mirada de superioridad a Stiles, y a partir de ese momento no recibió ningún otro mensaje suyo en lo que quedaba de clase.

Por extraño que pareciera, no hubo más mensajes en el resto de la mañana. Lydia no lo iba a negar; se sintió un poco decepcionada. Sin embargo, no quiso hacer una película de ello, así que continuó con su rutina habitual, que incluía llegar a clase de Cálculo a tiempo para que la profesora no le llamara la atención.

Aun así, no lo consiguió. Antes de darse cuenta, unas manos la habían atrapado por la cintura para arrastrarla hacia un lado del pasillo, que estaba prácticamente desierto. En un abrir y cerrar de ojos, Lydia y su atacante –si es que se podía llamar así– estaban dentro de uno de los armarios de almacenaje.

El chico en cuestión era nada menos que Stiles, y Lydia no necesitó mucha luz para distinguir la sonrisa en su cara, la misma que había presenciado tras los mensajes de la mañana. Estaban muy cerca el uno del otro, tanto que Lydia podía sentir su cálido aliento sobre su cuello.

—¿Qué crees que haces? —preguntó con recelo. Odiaba que la pillara tan de sorpresa.

—Pretendo que lo admitas —contestó Stiles con un toque de humor.

—Ya sabes que no lo voy a hacer. —Lydia alzó una mano y pretendió inspeccionarse la manicura, obligando a Stiles a dejar un espacio un poco mayor entre ellos—. No tienes razón.

—Yo no estaría tan segura.

Cubriendo ambas mejillas con sus manos, Stiles se lanzó sobre los labios de Lydia, suaves y tan deliciosos como cada una de las otras veces. Porque sí, ese era el jueguecito que se llevaban entre manos desde hacía dos semanas, más o menos. Aprovechaban cada minuto que tuvieran libre y estuvieran a solas para besarse, casi de forma desesperada.

Stydia Oneshots <3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora