Parte única

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Cuando eres lo que comúnmente se llama un hombre lobo, tu vida no es precisamente fácil. Cuando eres un Alfa, lo es incluso menos. Pero cuando eres un Alfa que ni siquiera quiere serlo, estás jodido. Esa era la vida de Park Chanyeol.

Park Chanyeol era el hijo varón del jefe de su manada. A pesar de no ser el primogénito, su hermana Yoora era una Beta, por lo que la responsabilidad de heredar el liderazgo del clan había recaído sobre sus hombros. Pero eso era una ambición que Chanyeol no tenía.

Chanyeol había nacido Alfa, tenía todas las características necesarias. Era alto, fuerte, tenía los reflejos más rápidos de toda la manada y aún no existía el lobo que pudiera hacerle frente en una pelea. El problema residía en que Chanyeol simplemente no quería ser Alfa.

Jamás peleaba si no era porque veía que si no respondía, su cara iba a acabar peor que un cuadro picassiano, o en contadas ocasiones para salvarle el culo a alguno de sus amigos bocazas que no sabían dónde meter su lengua para no liarla.

En lugar de ocuparse del primer equipo de caza como a su padre le habría gustado, Chanyeol rechazó amablemente el puesto en favor de Yifan, otro Alfa de su clan que ardía en deseos de demostrar su valía. Ni siquiera era miembro activo de los grupos de caza. Chanyeol prefería trabajar de bibliotecario, rodeado de libros y silencio.

Tampoco había sentido jamás la necesidad de dominación o de proteger a alguien. De hecho, si no fuera por las peleas a las que era arrastrado, Chanyeol habría creído que el lobo dentro de él no existía de lo que pasaba inadvertido. No había tenido pareja alguna, a pesar de los incesantes intentos de sus padres por emparejarlo con hijos e hijas de distintos clanes cercanos para cerrar tratos de negocios, de los cuales siempre huía.

- ¿Otra vez escabulléndote de un encuentro prematrimonial? -Jongdae se escurrió en la silla contigua a Chanyeol. Lo había localizado en el bar de siempre, bebiendo en la barra una Coca Cola con total tranquilidad.

- Era demasiado agobiante -explicó Chanyeol, encogiéndose de hombros.

- Chanyeol, no va a ocurrir -lo miró Jongdae muy serio-. Las parejas destinadas son un mito.

- No lo son -replicó tozudo Chanyeol, mirándolo fijamente.

- No lo son, pero como si lo fueran, Yeol -bufó Jongdae-. Hay una posibilidad entre diez millones de que te encuentres con tu pareja destinada. Y siendo el futuro líder del clan, deberías ir pensando en olvidarte de esas cosas y en encontrar a una pareja que sea lo suficientemente buena como para ayudarte con esa tarea.

- No pienso emparejarme hasta que no tenga una marca en el pecho, Jongdae -respondió secamente Chanyeol, volviendo a mirar al frente y bebiéndose el resto de su bebida de golpe.

Salió del bar poniéndose la chaqueta y sin esperar a que Jongdae reaccionara y lo siguiera. Sabía que era un idealista intentando encontrar a su pareja destinada, pero no podía evitarlo. De niño, había leído que su pareja destinada era su alma gemela. Alguien que lo complementaría y que sería su igual a la vez. Lo sabría por la marca que saldría en su pecho, en el de ambos, tras su primer encuentro sexual. Chanyeol no quería nada menos que eso para sí mismo.

Pero en las últimas décadas, decir que las parejas destinadas eran escasas y muy poco frecuentes era tener una idea muy positiva del asunto. Las parejas destinadas eran las ideales, pero con muy poca frecuencia eso acababa siendo beneficioso para los clanes, que preferían emparejar a sus miembros conforme a su beneficio y mirando poco por el destino. En la actualidad, no emparejarse con tu alma gemela no suponía ninguna clase de riesgo ni para la persona ni para el lobo en su interior, por lo que las parejas destinadas eran más cosa de cuentos y chismes de viejas que de casos reales.

Matrimonio Concertado (Chanbaek/Baekyeol)حيث تعيش القصص. اكتشف الآن