¿Quiéres Ser Parte De Mi Familia? (Riren, Mpreg)

Esta es mi vida.

Soy Eren Jaeger, tengo dieciocho años y bueno, mi vida está llena de mala suerte, no se si será porque cuando nací un gato negro pasó por mi lado y le mire o porque tengo la habilidad de tener hijos. Si, puedo concebir bebés, según el doctor que me revisa dijo que mi condición se debe a que nací con una mutación genética. "El síndrome Millerianuo" soy un hombre, con cuerpo de hombre, mis genitales son masculinos, pero dentro de mi yacen ovarios y un útero. Cuando ando fértil se me nota, un olor a frutas desprende mi cuerpo, por ende nosotros los hombres con este síndrome somos capaces de ser identificados. Pero no me molesta en absoluto, nací así, y no lo puedo cambiar.

Donde iba, a si, mi vida es pura y legal mala suerte. Pero hay algo de lo que no me arrepiento y creo que llegó justo en el momento exacto que necesitaba una esperanza de vida, mi pequeño Kellen, con sus tres años de edad es la cosa más hermosa que me a podido suceder. Aunque claro, fue producto de una terrible violación, pero aún así no me permití quitarle la vida porque el no es culpable. Y saben que, fue la mejor decisión que habré tomado en toda mi vida, al menos sé que no es todo mala suerte ya que mi pequeño tiene un enorme parecido a mi, de hecho es idéntico, no tiene ni un rastro de ese maldito violador. Y debo aclarar que ese acontecimiento terrible que viví se a ido borrando de mi mente con ayuda de mi querido y amado Kellen. Mi pequeño, un niño con tanta vitalidad y alegría que es capaz de convertir mi llanto en felicidad. Lo amo, lo amo con todo mi ser.

Pero hay alguien a quien le temo, pero le debo mi vida. Mi esposo Jean Kirstein, un hombre de veinticinco años de edad. Quien me rescató del infierno y la pobreza que vivía, gracias a el pude tener un parto seguro y en buenas condiciones. De seguro si el no hubiese aparecido yo no estaría aquí vivo.
Lo único malo es que es muy machista, celoso y controlador, cuando hago algo que no le gusta o que cree es lo incorrecto me golpea, al igual que se desquita abusando de mi cuando tiene un mal día. Todo eso debo aguantar sólo por que mantiene a mi hijo y porque en el momento que más necesitaba a alguien él apareció para ayudarme. Lo quiero a un que tenga problemas psicológicos graves, debo estar ahí siempre para el.

(...)

Era de mañana, pude notarlo de inmediato puesto que mi pequeño Kellen se largó a llorar debido a que quería su leche. Miré el reloj.

-Ay Kellen, mi vida, son las cinco de la mañana.- me quejé pero sin remedio me tuve que levantar no sin antes observar a Jean que estaba al lado mío durmiendo. Con precaución lo tome con delicadeza diciéndole unas palabras lindas. Mi bebé es tan regalón, tiene tres años pero aún se niega a dejar mi leche. Y yo no puedo oponerme, aún que a Jean le moleste. A si que con mi bebé en brazos me dirigí al sillón del comedor.

-¿Mi amor?

-Shi ama -me respondió con una voz tan dulce tratando de ordenar sus palabras.

-¿Quiere lechita? -le respondí observando sus ojos verdes.

-¡Shi! -me abrazó con sus pequeños brazos apoyándolos en mi pecho. Con una sonrisa hermosa.

Abrí mi camisa y Kellen con desesperación buscó mi pecho para succionar mi leche que era exclusivamente para él.

-Niño regalón, te amo con mi vida. -le murmuré en su pequeña orejita.

-Sho mash, ti amo ama. -me respondió. A mi me ponía tan feliz que supiera hablar, a un que aún no sabía pronunciar bien las palabras.

Unos diez minutos me mantuve amamantando a mi pequeño Ángel, hasta que se quedó dormido entre mis brazos.

-Eren, te dije que ese niño está grande para que le sigas dando pecho. -Jean se aproximó hacia mi con seriedad.

-Lo dejaré de hacer cuando el rechace mi pecho por su voluntad, si quiere aún seguir bebiendo mi leche es lógico que no hay problema ¿O no amor? -le respondí alejándome de el a paso lento.