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querida charlotte:

aún recuerdo el día en que nos conocimos, tenías una falda de mezclilla con una blusa de tirantes blanca y tu abrigo rosa, te estabas riendo de mí, debido a mi torpeza, recuerdo que tiré mi una de las cajas en donde llevaba mis libros, y en cuanto te diste cuenta que observé que te reías; te sonrojaste, en ese tiempo tenías solo trece años, ni siquiera me pasó por la cabeza que me fijaría en ti años más tarde; tan solo me parecías las niña de ojos alegres de a lado.

si tan solo hubiese sabido que era solo el comienzo...

3 de enero del 2012

Avenida Rosewood, Los Angeles

10:00 a.m.


Harry llevaba horas bajando cajas y cajas de sus pertenencias, pero esta caja en especial pesaba más que las demás.

Cargó la caja y bajó del carro de mudanzas, pero por un torpe movimiento la caja se resbaló de sus manos.

— Mierda —maldijo en voz baja.

Unas risitas captaron su atención. Era una niña de no más de trece años que observaba curioso al joven mientras se reía. La quedó viendo con ojos curiosos. Traía una falda de mezclilla con una blusa de tirantes blanca y un abrigo rosa.

Se seguía riendo hasta que se dio cuenta de que él la estaba observando. Se sonrojó notoriamente y eso le causó gracia.

Se encontraba en el jardín de a lado, sentada en una banca que había debajo de un árbol, con sus audífonos puestos.

Después de unos minutos observándola, se agachó a recoger los documentos de la empresa de su padre, eso era lo que había en la caja. Ya había terminado de estudiar, y ahora su padre le había dado trabajo en la empresa de la familia.

De pronto observó un par de converses rosas mientras recogía los libros.

— Buenos días —dijo una dulce voz.

— Uh, buenos días —respondió dudoso.

¿Que quería? ¿Burlarse más de él?.

— Yo- uhm, me llamo Charlotte Adams, debes ser nuevo.

Charlotte; sonaba dulce y adorable, le quedaba perfecto.

— Uh sí, me llamo Harry Styles— dijo mientras se levantaba y le daba la mano.

Ella la observó y la tomó. Su mano era muy suave.

— Déjeme ayudarle Sr. Styles —dijo amablemente.

Y bueno, él no veía el por qué no.

—Claro, toma estos y ponlos en la caja que dejé ahí, por favor.

Ella tomó las cosas que le dijo y las colocó de vuelta en la caja.

— Vaya, usted es abogado ¿no? —dijo observando los libros.

— Si, acabo de terminar la universidad.

— Debió costarle mucho, Sr. Styles.

— No tanto —dijo recogiendo la caja y caminando a la entrada lo que sería su nuevo hogar. Si es que así se le podía llamar a esa enorme casa— cuando te gusta algo lo haces con ganas, ¿sabes?

— Si, me han dicho eso —dijo caminando a su lado— Sr. Styles, puedo ser su primera amiga aquí, si quiere, le puedo enseñar quiénes son amables y quiénes no.

Sonrió cálidamente, esta niña era adorable, como la hermanita que él siempre quiso tener.

—Por supuesto que sí, Charlotte.

La pequeña rubia metió las manos en uno de los bolsillos que tenía su falda y saco dos caramelos. Le tendió la mano, ofreciéndole uno.

No era fan de los caramelos, pero no quería decirle que no a Charlotte, así que lo tomó.

Ella se metió uno a la boca y dijo: —Son mis favoritos, el relleno de fre-

— ¡Charlotte! —gritó una señora afuera.

— ¡Ups! Es mi madre, nos vemos Sr. Styles— dijo dándose la vuelta.

Bien, ahora ya tengo una nueva amiga, pensó el joven de veinticuatro años y rió un poco.

{•••}

En su segunda semana en esa casa, fue invitado a una cena como bienvenida, a la casa de a lado, así que se puso una camisa de mangas, blanca y unos pantalones pegados negros.

Ordenó su cabello y se puso perfume. Mientras tanto la pequeña Charlotte se encontraba nerviosa. Quería que su amigo nuevo asistiera a la reunión que tanto le había pedido a su madre que le organizara. Pero estaba nerviosa de que no lo hiciera y todo el esfuerzo fuese en vano.

Pero no sabía que su amigo ya se encontraba escaleras abajo.

Al llegar a la puerta una señora de ojos azules y cabello rubio largo lo observó sorprendida.

— Tú debes ser el joven Styles, Charlotte me contó de ti—sonrió— dijo que ahora son amigos e insistió en darte una cena de bienvenida.

Charlotte cada vez se ganaba más su confianza . Era una niña bastante curiosa, iba a su casa dos veces a la semana como mínimo, en sus típicos converses rosas.

Le preguntaba mil cosas; todo sobre leyes y una que otra pregunta sobre su vida personal.

— Charlotte es mi primera amiga aquí—él bromeó.

Aunque era cierto.

— Bien, será mejor que entremos, déjame llamar a Charlotte—dijo mientras lo guiaba a la mesa y ella se iba por Charlotte.

Charlotte se encontraba más que lista para cuando su madre fue por ella. Y en cuanto Wendy, la madre de Charlotte, le dijo que su amigo efectivamente había asistido, Charlotte no pudo evitar emocionarse aún más.

Había una chica que se veía más o menos de veintitrés años; un año menor que Harry, estaba frente a él.

Tenía los ojos cafés y una piel muy bonita.

— Tú debes ser el nuevo vecino —dijo.

—Así es, ¿y tú debes ser?—dijo dudoso.

— Valerie, vivo frente a tu casa, por cierto y-

Fue interrumpida por Charlotte.

— ¿Harry? —dijo la dulce voz detrás de él— ¡viniste!

Harry se dio la vuelta y ella puso sus brazos al su alrededor. Cabía mencionar que le había dicho a Charlotte que desde que eran amigos no debería decirle Sr. Styles, sino Harry. Sr. Styles era muy apropiado para una amistad tan peculiar como la de ellos.

—No podía faltar, Charlotte —susurró entre sus brazos.

Al separarse Harry observó sus ojos azules; casi turquesas.

Y entonces decidió que el azul era su nuevo color favorito.

querida charlotte; hs [descontinuada]Where stories live. Discover now