Narra Guillermo
La vida me odia o el señor de los cielos quiere hacerme sufrir.
Mi Daddy me deja y estoy sufriendo a cada minuto por él. Ruego porque vuelva a mí y me diga que todo fue un error. Que me suplique amor. Pero eso no pasará.
Ahora Samuel ha de estar fornicando como el animal que es con ella. Con la tal Mariana
Y luego, esta Ericka, que me besa porque si. Me dice que actúe como su novio, como su pareja solo para impresionar a su ex, ¿Por qué carajos no pudo ella sola enfrentarlo? Ese beso fue un accidente y jamás debió suceder.
Tape mi cara con mis dos manos y deje caer mi cuerpo en la cama. Quería morir, no quería estar aquí.
—Hijo—Dijo mi madre entrando a mi cuarto.
—No estoy.—Suspiré pesadamente.
—Sí, sí éstas, quita tus manos de tu cara por favor.—Trato de quitarlas pero yo hice fuerza para que no lo hiciera.
—No quiero mamá, vete, quiero estar solo.
—Guillermo, tarde o temprano tendrás que superarlo, tendrás que dejar atrás a tú pasado, y en ese pasado esta él, esta Samuel.—Quite las manos de mi cara y mire a mi mamá.
—Ericka me besó.
—¿Enserio? ¡Guillermo! ¡Eso es un avance!—Dijo emocionada.
—¡No! ¡No lo es! Será un avance cuando yo supere a Samuél. Ese beso no significo nada para mí. Me sentí nervioso pero no sentí lo mismo que sentí cuando mi Daddy me beso, cuando dormimos juntos, cuando se fue...—Lloriqueé.—Cuanto daría por regresar al pasado y estar con él, dormido en su cómoda y enorme cama, ¿Quién diría que se iría? Estábamos tan bien, habíamos peleado, nos habíamos distanciado, pero no se veía triste, se veía enojado cuando no quise que te conociera, pero de ahí en fuera estábamos bien.
—Sal de tú burbuja, olvidalo ya. Te aseguro que el ya esta lejos, con otra persona, de seguro ahora están teniendo sexo o esperando que la prueba de embarazo salga positivo.
—No estas ayudando en nada.—Me sentía mal y con sus comentarios me sentía peor.
Al día siguiente talle mis ojos y con pereza me levante de la cama; encendí la radio y comencé a escuchar al sujeto hablar con la gente que sintonizaba la estación. ¡Qué alguien lo calle!
Camine hacia la ducha, el agua fría erizaba mi piel, hacia que por un momento me olvidará de Samuel y el que no estamos juntos.
Salí de esta con una toalla en la cintura, saque ropa del closet, una camisa negra y unos jeans color beige, me rocíe fragancia y peine mis cabellos con los dedos para después salir con mi mochila puesta de mi habitación. Baje las escaleras y mi madre me deseo suerte hoy en mí día de instituto y salí de la casa.
Iba caminando tranquilamente cuando sentí que alguien salto en mi y tapó mis ojos.
Al instante supe que era Ericka.
—¡Hola!—La saludé en cuanto quite sus manos de mi cara.
—¡Hola Guille!—Me sonrió.—Quería pedirte una disculpa por lo de ayer.
—No hay problema. Da igual.—Le Sonreí.
—Bueno, igual te la quería ofrecer.—Sonrió.—¿Vas en la Preparatoria del centro de Madrid?
—Así es.—La miré. —¿Por qué? —Ella bajo el cierre de su chaqueta y yo aparté la vista, que incómodo.
—¡No te voltees tonto!—Ella rió y la volví a mirar.—Yo también voy en esa.
—¡Que bien! Es un alivió para mí, me cuesta demasiado hacer amigos Ericka.
—Te puedo presentar a los míos, son muy gays pero caen bien.—Me codeó y yo reí.
...
Llegamos al instituto, este es enorme, tiene una excelente decoración, hacia que en realidad quisiera volver a estudiar. Me dio todo un tour por el instituto, vaya que me gustaba.
—¡Erickaaaaaa!—Gritaron un par de chicos.—Llegaste maldita impuntual.—Un ojiverde la abrazo.
—Cállate.—Ella lo golpeo en el brazo.—Te presento a Guillermo.
—Un gusto.—Dijo uno con gafas hipster.
—Lo mismo digo.
—¡Yo soy Ruben y el es mi Manhe!
Solo reí.
Las clases estuvieron demasiado divertidas, claro con Ruben, Mangel y Ericka como no. Hasta ahora se que Mangel y Ruben son pareja, aunque no lo parecen, por algo me dijo Ericka que ellos saben engañar a la gente muy bien.
Cuando llegue a mi casa, tome mi bicicleta y fui hasta el parque donde estarían los tres chicos, ellos me ayudarían con su jefe para obtener el mismo empleo que ellos. Esto sería divertido.
—Tienes el puesto de mesero, Guillermo, este es tu uniforme, te veo mañana desde las dos de la tarde.—Asentí y en cuanto cerré la puerta brinque porque tenia el empleo.
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Narra Samuél.
En cuanto me subí al avión, tan rápido ya me quería bajar.
No es tanto porque no quisiera viajar a París, digo, quien no quisiera viajar allá. Pero al ser París, la ciudad del amor, preferiría no ir solo.
Tomé mi móvil y me metí a mis contactos. Uno de ellos, mi favoritos y al cual estaba dispuesto a marcarle y recuperarlo.
|Chiqui💚|
Le marcaría y le diría cuán importante es para mí, pero, no serviría de nada. Quizá el ya no quiera estar conmigo, igual y ya esta con otro u otra.
Recibí una llamada, era de Frank.
—Aquí, de Luque. —Contesté.
—Samuél, ¿A donde estas viajando?
—París. —Dije.
—¡Me salvas! Tendrás que reunirte con una gran empresa
—Te deje a cargo a ti Frank.
—Lo sé, pero ya que estas tú allá lo harás. Claro si quieres a esa empresa en la tuya.
—¿Por qué no viajas y nos encontramos aquí?
—Por qué, Alex volvió.—Dijo en susurro.
—¿Enserio?
—Sí, me lo explico todo, te lo digo cuando regreses aquí.
—Eres un estúpido.
—¿Que?
—Luego hablamos.
••••
Por fin había llegado, el culo me dolía de tanto estar sentado.
París, dulce París.
Algo me dice que no duraré nada aquí.
Tome un taxi que me llevo a un hotel. ¿Cuantos hoteles visitaré aquí?
Llegue a mi hotel y me hospedé.
No sabia que seria buena idea marcarle.
|Chiqui💚|
Me preguntó si me extraña. Porque yo sí y mucho.
Tan solo esperaba que si le marcaba, el contestará.
