Parte Cinco

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—Preciosa, debo irme—dijo Justin y Esther negó apretándose más al pecho de este que jugaba con sus dedos que seguían entrelazados con los de ella. Estaba muy cómoda encima de él. No quería que este se fuera, estaba muy débil aun por lo que paso en el baño. Tanto así que Justin terminó vistiéndola. Había sido la lucha más larga que había cogido en su vida.

—No te vayas—pidió Esther con los ojos cerrados y Justin sonrió besándole la frente. No tenía que irse, él podía quedarse y si ella se lo estaba pidiendo, entonces se va a quedar. Porque él hacia todo lo que fuera por complacerla. Además, quería quedarse con ella.

— ¿Tienes hambre?—preguntó Justin y Esther asintió. Tenía mucha hambre. –Cuando no—rio y Esther lo miró mal. — ¿Qué quieres?—preguntó y esta lo pensó. Se le antojaban muchas cosas a la vez.

—Tengo antojos de pepinos con mantequilla de maní—dijo y Justin rio. Nunca entendería los gustos raros que esta tenia. Porque si que eran raros, incluso un poco asquerosos, pero si ella lo pedía, él la complacía. Era su deber como novio y papá del bebé. — ¿Verdad que si bebé?—le dijo hablándole al bebé y Justin sonrió al verla acariciarse el vientre. Le gustaba verla hacerlo. Se veía tan tierna y tan adorable haciéndolo.

—Aquí estoy para cumplirte los antojos hermosa—dijo Justin volviendo a la cama luego de haberse parado y haber ido a buscar a la pequeña nevera de la habitación. Esta cogió el frasco con los pepinillos y lo abrió sacando uno.

—Rico—sonrió Esther echándole mantequilla de maní al pepinillo antes de llevárselo a la boca. Justin hizo una mueca al ver como esta se lo comía de una. ¿Cómo podía mesclar ambas cosas? De solo pensarlo era asqueroso. Pero si a ella le gustaba y era lo que el bebé le pedía, a él no le quedaba más remedio que complacerle los antojos por más raros y asquerosos que fueran. Prefería eso antes de que comiera espaguetis con una banana. Ese sí que era asqueroso de tan solo pensarlo. — ¿Quieres?—preguntó y este negó con una sonrisa. –Tú te lo pierdes, sabe delicioso—dijo y Justin sonrió. Dudaba mucho que se perdiera de algo rico. De solo verlo, se le removía el estomago. –No, no te vayas—dijo al ver a Justin ponerse de pie de nuevo. Tal vez estaba siendo muy dependiente de Justin, pero a este punto ya no le importaba. Justin siempre estaba pendiente de ella, la complacía tanto en antojos como en el sexo y por si fuera poco la hacía sentir muy bien con ella misma.

—No me iré hermosa, iré por un poco de chocolate caliente—dijo y Esther asintió. –Ahora vuelvo—dijo besándole la frente antes de salir de la habitación rumbo a la cafetera que había en un pequeño cuarto para los empleados.

—Justin, hola—dijo una enfermera que atendía a ___ por las mañanas.

—Hola Hilary—sonrió Justin sirviéndose chocolate caliente.

—He oído las buenas noticias eh—dijo y Justin la miró.

— ¿Qué noticias?—preguntó confundido y esta rio.

—La noticia de que vas a hacer papá junto con la chica de la habitación—dijo y Justin sonrió. Con todo lo que había pasado había olvidado aclarar la situación. Todos creían que él estaba con ella porque eran familia o una amiga, no que era la novia y el papá del bebé. –Mañana cumple los nueve meses—dijo y Justin asintió contento. Mañana Esther cumplía los nueve meses y debía estar más pendiente a ella. En cualquier momento el bebé podría venir y él debía estar con ella. Quería estar con ella. –Muchas felicidades muchacho, jamás pensé que ella era tu novia—dijo y Justin asintió.

—Muchas gracias—dijo Justin. –Y si, no dije nada porque me gusta mantener todo en privado—dijo y esta sonrió.

—Claro que si cariño—sonrió Hilary. Ella sabía que le gustaba la privacidad. Justin era un practicante muy reservado, muy serio y muy responsable. Siempre había sido así desde que empezó a hacer las prácticas en ese hospital.

Crazy things before love {Historia Corta}Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang