Prefacio: "Con HeartCure, ¡dile Thank U, Next a tu ex!".

9.5K 475 31
                                    

Prefacio: "Con HeartCure, ¡dile Thank U, Next a tu ex!".

Me atraganté con mi café tan fuerte que Marisol se cayó de la silla en la que se andaba paseando.

—Dios mío, ¿qué? ¿qué? —Samantha levantó la cabeza a modo de zuricata desde su escritorio, volteando a verme con sus enormes ojos cafés.

Yo estaba luchando por controlar el ataque de tos. Intenté levantar la cabeza para tranquilizarla.

—Estoy bie... —Hice un amago como si fuera a vomitar y Beth se levantó del escritorio de en frente como si la persiguiera el Diablo y se puso a un lado de Samantha.

Las dos me veían como si me hubiera salido una tercera cabeza.

—¿Qué te pasó? —preguntó Marisol con su típica ceja izquierda y la mirada de estoy-juzgándote-en-este-momento.

Ya estaba parada entre los escritorios, así que solo usé mi mano derecha para apoyarme en la columna más cercana y empezar a tomar bocanadas de aire en un intento por calmar mi respiración.

—¿Qué? ¿Qué pasó? ¿Viste fotos de tu ex novio con otra o qué? —volvió a preguntar Marisol con un tono entre preocupado y uno regañándote, como si fuera a preguntarte para empezar por qué lo seguías teniendo en redes sociales.

—Oye, eso es personal —farfulló Beth allá un poco más lejos, con los ojos que parecía se le estaban empezando a mojar.

Marisol la fulminó con la mirada.

—No creas que no me di cuenta que todavía lo tenías agregado, pequeña desgraciada —Beth se escondió detrás de Samantha, que le sonrió en plan de "pero relájate, hermanaaa, tómate algo, no sé, broncéate".

—Pero ¿que no estábamos hablando de Hannah? —intentó decir Beth para que la conversación se alejara de ella.

—Ahorita volveré contigo, eh, Beth.

Beth otra vez se escondió detrás de Samantha.

—¿Quién rayos dejó que se publicara esta columna? —Agarré el periódico que estaba sobre mi escritorio y lo giré, para que alcanzaran a ver en primera plana.

"CON HEARTCURE OLVÍDATE DEL DOLOR DE LOS CORAZONES ROTOS. CON HEARTCURE, ¡DILE THANK U, NEXT A TU EX!".

Samantha soltó una risita por lo bajo.

—Jajaja, es bueno. Thank u, next a tu ex. Jajaja. Me gusta el lema. —La miré con hielo en los ojos, intentando enterrar su opinión, pero Samantha de nuevo volvió a sonreírme como Sid de la Era de Hielo.

—¿Qué tiene? —preguntó Beth—. Uhhh, ¿una pastilla para el corazón roto? A ver, déjame leer más. —Por fin se dignó la chica a salir de su escondite detrás de la Sid Samantha y se intentó acercar a quitarme el periódico.

La mirada matadora de hielo sí funcionó con la pobre Beth.

Terminó detrás de Samantha de nuevo.

—Nada de leer más. Es tremenda estupidez. ¿Cómo se van a ir los síntomas de un corazón roto con una pastilla? Es una vil droga.

—Relájate, Hannah —pidió Marisol, rodando los ojos.

Uh, con ella sí no me atrevía a lanzarle la mirada matadora porque la de ella era mil veces peor. Hay que saber elegir las batallas.

—XHMedicine ofreció mucho dinero por esa columna en el periódico escolar. Y sabes que estamos necesitados de dinero en este momento.

—Pero ¿por qué nuestro periódico? Es que, ¿por qué nuestra escuela?

—Fue uno de los alumnos de Química del campus el que desarrolló la pastilla junto con la farmacéutica. Es algo para Brown.

Abrí la boca para intentar decir algo, pero la cerré. Regresé al artículo, buscando alguna foto, algún indicador del tonto alumno que estaba detrás de la creación de semejante estupidez, pero no hallé nada. Solo hablaban del "alumno", que estaba bajo el nombre anónimo de Eros Wilson.

¡Aparte se dignó a ponerse el apodo de Eros!

Había que estar deschavetado.

—¿Cómo va a apoyar nuestro periódico esto? Esto va en contra de todo lo que creemos, afirmamos, intentamos hacer que la comunidad estudiantil apo...

—Bueno, tú, ¿de qué valores estamos hablando? Solo escribimos porque eso nos da créditos y el periódico escolar ocupa el dinero —bufó Marisol.

Mi mandíbula casi se estrella contra el suelo.

—Esto no puede ser.

—Bueno, si tanto defiendes la causa, ve a pelear con el columnista, o yo qué sé. —Marisol se encogió de hombros y volvió a sentarse en su escritorio de siempre, dando por terminado nuestro debate.

Quise rebatirle, pero en eso llegó Beth tan rápido como un ninja y me arrebató el periódico para quedarse leyendo sobre la pastilla milagrosa. Quise decirle que se dejara de cosas, que eso no era más que vil drogas, pero Samantha me volvió a hacer este gesto de "pero relájate, hermana, tranquila" y consideré en preguntarle si de casualidad no andaba bajo la influencia de una de estas cosas.

—¿No tienes clases ya, tú, Hannah? —apuntó Marisol, mirándome por reojo con su ceja levantada. Un escalofrío me recorrió por toda la espalda.

—Sí —farfullé, molesta.

No era un misterio que la personalidad de Marisol, que parecía considerarse la mamá y jefa del grupo, aunque no lo era, y la mía, que odiaba que la gente no hiciera las cosas de la manera coherente o eficientemente, terminara siendo tremendo combo en nuestro pequeño departamento del periódico universitario.

Beth conseguía evitar los raspones porque tenía la personalidad de una ardilla, moviéndose de aquí para allá y escondiéndose detrás de Samantha. Y, Samantha, bueno... creo que si no fuera por las sonrisas que parecían salidas de un episodio de alto consumo de drogas en Breaking Bad, ya nos hubiéramos agarrado de las greñas.

Entra al periódico escolar por créditos, decían. Excelente ambiente laboral, decían. Un buen mango.

Dios, qué buena manera de iniciar el séptimo semestre de carrera.

Me dirigí a mi clase de Innovación empresarial, la primera que tenía en su último año. Intenté concentrarme en que este último año haría muchas cosas, que iba a disfrutar mucho, que de seguro todos mis profesores iban a ser súper interesantes, que iba a conocer mucha gente nueva.

Resultó que me había confundido de aula. Entré a la clase 10 minutos tarde.

La mitad de mis compañeros eran los chicos de Creatividad el semestre pasado. Solo diré que el último día me llevé un bonito cartel en mi auto que decía "Ms. Manda tu parte, el trabajo era para ayer" que había sido cortesía de ellos.

Y la maestra... Casi consideraba cerrar la puerta del aula y salir corriendo a dirección para decir que me había equivocado de carrera.

Para empezar, ¿qué estaba haciendo la maestra de Periodismo criminal dando esta materia?

La señora Pons era la peor maestra con la que me había topado. Sus lecturas eran criminales.

Jaja, ¿entiendes? Daba Periodismo criminal. Jaja.

Estaba empezando a sonreír un poco, cuando la voz de Tronchatoro de la señora Pons me sacó de mis ensoñaciones.

—Creo que iré poniendo el primer retardo del semestre —dijo, viéndome fijamente con una sonrisa que ni el mismísimo ex novio tóxico podría hacer mejor—. Lindo día, señorita Roché.

Bueno, si no era una increíble manera de iniciar mi 4to año. 

Del cómo coser un corazón roto: tutorialDonde viven las historias. Descúbrelo ahora