Capítulo 2: "Ora, eso es lo que estudiaba Lois Lane, ¿verdad?".

9.9K 685 401
                                    

Capítulo 2: "Ora, eso es lo que estudiaba Lois Lane, ¿verdad?".

"Good for you, you're doing great out there without me, baby
God, I wish that I could do that
I've lost my mind, I've spent the night crying on the floor of my bathroom
But you're so unaffected, I really don't get it
But I guess good for you

-Good 4 u, Olivia Rodrigo

El sentimiento de enojo es particularmente interesante después de terminar una relación. Uno empieza a recordar cosas de la relación que lo enojaban, uno empieza a sacar trapos de vete tú a saber dónde, uno empieza a hacerse preguntas sin respuesta. A veces lo único que uno quiere es agarrar una pelota y ponerse a botarla hasta quedarse sin palmas. A batear al aire hasta que tus brazos se queden sin fuerzas. A golpear la cama con tu almohada como si se tratara del mismísimo presidente Snow.

Uno suele tener poco control sobre estos episodios de enojo. Y créeme cuando te digo que lo más seguro es que pasen. No vas a estar enojada para siempre. Algún día verás las cosas de formas balanceadas. Pero por ahora, no te sientas mal por enojarte. Enójate. Saca tu coraje, en una libreta, con un amigo, al aire. Quema algo simbólico, rompe lo que ocupes romper. Haz algo para sacar ese coraje. Porque es válido.

Porque, es perfectamente normal sentir frustración y coraje cuando algo que creíamos sería nuestro todo, acaba. Es perfectamente normal frustrarnos por preguntarnos el 'qué pudo haber sido si nosotros...'."

—Okey, okey, ya nos quedamos solos —dijo Luka con ese encanto molesto en su voz que me daban ganas de borrarle de tiro.

Dios, él irradiaba luz y buen humor y yo parecía que traía mi propia nube de lluvia arriba de mi cabeza. Estaba segura que tenía una mezcla de la cara de Igor de Winnie Pooh y un toro furioso. Al menos era claro que todos los que nos veían pasar por el pasillo debían reírse de tremendo combo.

—¿Ferb?

—Ni siquiera voy a contestar.

—Contestaste.

Cerré los ojos y conté hasta tres.

Dimos vuelta en uno de los pasillos. Dios, la dirección estaba tan lejos.

—¿Por qué estás de tan mal humor?

—Luka, no sé si te das cuenta que es el primer día del último año y voy camino a la dirección.

—Bueeeno, bueeno —dijo, sonando divertido. Casi podía escucharle la sonrisa burlonsilla—. Es que también, estamos en la universidad de Brown de Estados Unidos. ¿Cómo nos va a mandar a la dirección con reporte?

Hasta eso que pensé lo que acababa de decir por un momento y me dio risa. Luka tenía razón.

Dios, teníamos 22 y estábamos en una prestigiosa universidad estadounidense. ¿Cómo nos van a mandar a dirección en plan "niños regañados"? ¿Qué seguía? ¿Citatorio especial para los papás?

—Uh, te reíste —apuntó.

—¿Qué?

—¿No te diste cuenta? Te saqué una risita. —Sonaba orgulloso.

Lo volteé a ver, sorprendida de que le importara tanto ese tonto detalle. A ver, que el chico no me conocía de casi nada, ¿por qué estaba tan empeñado en saber cómo estaba mi humor o en sacarme una risa?

Pensé por un momento que era un lindo gesto, pero luego recordé que iba en camino a la dirección por su culpa y lo olvidé.

Duramos caminando otro tantito, en el que Luka se dedicó a hablarme sobre los raros hábitos de sueño de la señora Pons. Cuando quise cuestionarle de cómo sabía todos esos datos, me dijo que sus habitaciones quedaban cerca. La verdad mejor no quise seguir preguntando.

Del cómo coser un corazón roto: tutorialDonde viven las historias. Descúbrelo ahora