Prólogo.

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Un grupo de amigos se encontraba en la casa de Yuu,más específicamente en la sala de estar. Algo ebrios probablemente, algunos se moderaban y a otros ni siquiera les importaban sus órganos, como era el caso de la joven pelipúrpura.

Kimizuki, Yoichi, Mitsuba y Shinoa estaban apretados en el sofá más grande de color marrón, mientras que Yuu estaba en el sofá de un cuerpo, junto con Mika sentado en el reposabrazos.

No sabían cómo habían llegado a aquel tema, pero ahora se estaban emparejando todos entre sí.

—Yoichi, tú nunca serás seme —le fastidiaba Shinoa—, ni siquiera con Mitsuba.

—Pe-pero ella es mujer... —murmuró mientras apretaba más el cojín que tenía entre sus manos. Tenía miedo de aquellas dos.

—No seas tan inocente, Yoichi —repuso la rubia—; Yo solo me pongo un arnés con un consolador, tú en cuatro y ya eres mío.

Los demás rieron. Al parecer no les parecía un delito corromper a aquel ángel.

—¿Consolador? ¿Qué-é es eso? —Más risas.

—Dejen de quitarle su inocencia. —El pelirrosado lo abrazó por los hombros—. Él se enterará en su debido momento.

Shinoa bebió más del líquido amargo de su botella. Estaba a punto de perder la cordura.

—¿Se imaginan una pareja entre Yuu-san y Mika-san? —comentó al verl al tan callado—. ¿Quién sería el seme y quién sería el uke?

—Yo sería el seme —dijeron los recién nombrados al unísono. Todos se quedaron boquiabiertos pero los dos chicos reaccionaron de igual manera—. ¿¡EH!? CLARAMENTE YO LO SERÍA.

Ambos se pusieron de pie para discutir. Se aproximaba sus argumentos en tres...dos...uno...

—Yo soy más alto que Yuu-chan. —Empezó Mika—. Y más fuerte, incluso sería el que tomaría la iniciativa.

Ambos se conocían hace ocho años, pero Mika de pequeño tuvo el inoportuno de irse de viaje por unos años, por lo que son amigos desde hace cuatro años. Nunca se les cruzó por la cabeza que el contrario podría violarlo.

—¡Pero Mika se sonroja con facilidad! —Contraatacó el azabache, quien se destacaba por ser competitivo—. ¡Y yo peso más que tú, significa que la tengo más grande!

—Chicos, cálmense —ordenó el pelirrosa, harto, llamando la atención de todos—. No es como si lo fueran a hacer ahora.

—Yo creo que Mika sería el uke —opinó Mitsuba.

—¿Por qué lo dices Micchan? —Shinoa se acercó más a ella—. Es porque siempre quedas abajo ¿no? ¿Es característico de los rubios?

Las mejillas de la rubia se tiñeron de rojo intenso por enojo, o quizás por vergüenza. Le quitó bruscamente el cojín a Yoichi y se lo lanzó a la pelipúrpura en la cara.

—¡Dijiste que nunca mencionarías nada!

Mikaela y Yūichirō los ignoraban, ambos seguían pensando en argumentos para resolver la disputa.

—¿Mika? ¿Te gusta el romance, no? —cuestionó el de ojos esmeraldas—. Eso comúnmente les gusta a las chicas, por lo que te hace uke ¿no? Entonces yo sería el seme.

—Cualquiera puede ser romántico si lo intenta, Yuu-chan. Pregúntale a Shinoa.

Y por supuesto que le preguntó.

—Shinoa, ¿puedes ser romántica?

—"Si fuera poeta te daría un poema. —Comenzó a recitar—. Si fuera repostera te daría bombones. Pero como no soy ninguna, quítate la blusa y te chupo esos melones".

—¿Eso funciona? —cuestionó Yoichi, extrañado.

—Te sorprendería las veces que lo hizo.

—Tu lujuria es preocupante, Shinoa —habló Kimizuki.

La enana se lo tomó como un cumplido.

—¡Ya sé cómo averiguarlo! —exclamó Mitsuba y se acercó a ambos chicos—. Bien, coloquen las manos en la pared.

Zafiro y esmeralda la miraron con curiosidad y extrañeza, pero sin objetar nada, obedecieron a su orden.

Al tener el trasero de ambos a su merced, ésta los nalgueó, lo cual dejó perplejo a los demás. Los ojos a los dos chicos salieron de su órbita, para después fruncir el entrecejo. Odiaban siempre caer en sus trampas.

—¡Yo también quiero saber Mit-chan! —La pelipúrpura se acercó a su amiga y apretó el trasero de ambos chicos a la vez—. Uy, es difícil, están casi iguales.

—Me siento violado —murmuró Mika al voltearse.

—¿Cómo se supone que eso definirá quién es el seme? —El azabache imitó los recientes actos de su amigo.

—Verás, el que tiene el mejor trasero casi siempre es el uke. Un seme tiene que tener un buen culo para romper.

—Oi, Shinoa, ¿Qué se siente que tu hermano tenga más trasero que tú? —preguntó el de ojos zafiros, burlón.

Ambos tenían una buena relación, a pesar de los muchos insultos que se lanzaban sin piedad o vergüenza. Siempre surgía la guerra con ese pequeño grupo de amigos.

—¿Qué dices? Yo soy mucho más sexy y hermosa que él.  —Río de manera egocéntrica—. Pero a decir verdad, ellos están empatados.

Los dos chicos le dedicaron una mirada asesina. No podían quedarse satisfechos sólo con eso.

—Pero si lo pensamos bien, Mika es el que tiene pelo claro ¿No? Eso podría hacerlo pasivo como nuestra mami Shinya.

El azabache estaba a punto de objetar algo, pero su hermana lo interrumpió, previendo lo que diría.

—Tú eres más unido a papi Guren ¿no? Algo tienes que heredar de él.

—¿Y qué hay con los padres de Mika? —soltó Yoichi, tratando de participar en la conversación.

—Son heterosexuales, no podremos saberlo bien —respondió la ojivioleta—. Aunque alguien debe tener el dominio ¿no?

—No hablen de mis padres teniendo sexo, por favor —pidió el rubio, algo perturbado.

Se quedaron un momento en silencio. Ambos sabían que tenía que haber una manera de desempatar aquel dilema pero no sabían cómo. O quizás sí lo sabían pero ni siquiera querían planteárselo.

—Bien bien~ ¡Que comiencen los juegos del hambre! —anunció Shinoa y alzó el brazo de ambos jóvenes.

O debería decir... ¿juegos sexuales? 

Pensó para sí misma y esbozó una sonrisa maliciosa. Nada bueno podía salir de ésto.

Yo seré el seme.『Yaoi/BL』#ConcursoMejorFanficWhere stories live. Discover now