Setenta y dos

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Me lo topé tres días antes de concluir el semestre.

No menciono nada relacionado con la fiesta; mucho menos sobre mis sentimientos, lo que me aseguro que la carta jamás ha estado en sus manos y que probablemente jamás lo estaría.

Debí haber sabido que él era de esos chicos que nunca abrían su mochila.

Me entregó los libros que anteriormente le presté.

Conversamos un poco, habló sobre las materias que ha suspendido y yo le comenté algo como "si necesitas ayuda, puedes acudir a mí"

Él dijo algo como "lo hare, por supuesto. Disfruta tus vacaciones Giselle".

Y escuchar mi nombre a través de sus labios fue aún mejor que haber colocado los míos sobre ellos.

El niño del que nunca habléDonde viven las historias. Descúbrelo ahora