Emily
Mi cabeza asiente de inmediato, sin dejar a mi mente pensar en la respuesta primero.
Peter me mira, total asombrado y se le ve feliz de aceptar trabajar como su Secretaria. Creo que me gustó mucho la idea de serlo, si lo soy podré estar más cerca de él, algo que deseo con ganas. No sabía cómo describir la nueva experiencia que acababa de vivir con Peter, con el guapo de traje. Tenía miedo a que doliera...y bueno, así fue, era tanta las ganas de sentir esto en persona que ahora no dejaré de experimentarlo. No quiero sentir dolor, ahora quiero sentir más que eso, me pregunto si la segunda vez también dolerá.
Otra vez me encuentro desnuda en su cama, aunque lo bueno es que él también no tiene ropa. De vez en cuando quiero mirar su cuerpo, cada parte de él con más detalle...pero la timidez me gana, sobre todo cuando Peter me mira mucho a los ojos.
Me aferro a su cuello, estoy encima de él de una manera tan provocativa y se que le encanta, me acerca más a su cuerpo y siento su miembro en uno de mis muslos. Estamos a un paso de hacerlo de nuevo. Me pongo nerviosa, intento no mirarlo a la cara aunque está sonriendo por causa de mi respuesta, así que mis ojos no evitan estar mirándose con los suyos.
Oh, ahora que lo pienso, tendré dos empleos, algo bueno en la idea de ganar más dinero. Mi propio dinero. Pero luego me pregunto lo que tendré que hacer. La palabra Secretaria me viene a la cabeza como una chica vestida formalmente y que se dedica a hacerle favores a su jefe. Diablos, me pregunto que tipo de favores se atrevería a pedir.
—Gracias, señorita—me dice guiñándome un ojo. Me ruborizo.
—¿No vas a pedirme una entrevista primero?—le pregunto intentando seguir el contacto visual.
Peter me niega con la cabeza y luego sonríe con malicia.
—No, te quiero a ti en ese trabajo.
Mi corazón bombea tanto ante sus primeras palabras. Se que es muy difícil escuchar un Te quiero de su boca, pero dirigido para mí. Le intento sonreír amable, pero por dentro estoy ansiosa de trabajar ya en su empresa.
—Además—sigue ante mi silencio—, no tengo a nadie más compitiendo por el puesto.
—Debe ser porque no has pedido vacantes—le regaño, sin evitar la sonrisa tonta de mi rostro.
—Emily—Me sonríe—, ya no necesito pedir vacantes, ya tengo a mi nueva secretaria.
Me vuelvo a sonrojar ante sus palabras y su insistencia. Me humedezco los labios haciendo que mirara mi boca. Antes de permitir un beso, me entra curiosidad acerca de algo.
—Y, ¿qué pasó con tu antigua secretaria?
Su rostro cambia a uno angustiado haciéndome saber que no le agradó la última chica.
—No era lo que yo quería—respondió sin más, encongiéndose de hombros.
—Bien.—Le asentí. No quería seguir preguntando.
En un segundo, siento una corriente eléctrica en el momento que Peter comienza a acariciar mi espalda con su mano. Acaricia mi espina dorsal con sus dedos provocando escalofríos. Lo miro a los ojos y noto nada más que lujuria en ellos. Baja sus dedos para rozar la piel de mis glúteos sin quitar su mirada. Siempre me va a poner nerviosa la manera en cómo me mira.
—Emily—susurra.
—¿Sí?
—¿Quieres darte una ducha conmigo?
Trago saliva apenas termina de decir la pregunta. Jamás me he bañado con otra persona, ni siquiera con Nat y ahora estaría dispuesta a hacerlo con un hombre. Pasan unos segundos cuando le asiento con la cabeza. Él suspira y se acerca para rozar, esta vez, mis labios con los suyos. Con cierta brusquedad me besa y me deleita con su lengua, dejándome fuera de la realidad, en aquel mundo que hice para ambos.
