¿Conoces el Darliet? [WhatsApp].

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Daryl se tensó, al sentir las frías manos de aquel pelirrojo acariciar su torso.

—Phill... —chilló, cuando el mencionado mordió su cuello.

—Daryl, tengo que confesarte algo...

El rubio suspiró, pues Phill había detenido sus caricias. Se apresuró a abrocharse la camiseta.

—¿Q-qué cosa?

El pelirrojo le sonrió con lujuria y comenzó a jugar con aquel rubio cabello.

—Yo lo hago de forma brusca, muy contrario a Lawliet, ¿Sabes?

—Ajá. —rodó los ojos divertido. —¿Y? ¿Ahora me llevarás a tu cuarto con juguetes sexuales y me convertirás en tu Anastasia?

—No suena mal. —se mordió el labio.

—¡Phill! —exclamó sonrojado.

—Pero, ¿Qué haces tú leyendo esos libros? —lo tomó de la cintura.

—¿Yo? —fingió reír. —Na-nada...

El pelirrojo lo besó. Daryl correspondió, sintió como su espalda chocaba con la pared y como comenzaban a desabotonar nuevamente su camiseta.

Cerró los ojos con fuerza, pues él sabía que no lo hacía por amor, sino para cerrarle la boca a Lawliet de una vez por todas.

Se separó del beso al recordarlo. Por alguna razón no puede sacarse a ese peli-azul de la cabeza.

Gimió cuando sintió como Phill metía su mano debajo de su pantalón y bóxer.

—¡Phill! Estamos en la sala...

—¿Y? Tu padre no esta. —y volvió a besarlo.

Daryl lo tomó del cuello, comenzando a guiarlo hasta su habitación. Es decir, su padre podría entrar en cualquier momento y no estaría muy contento por ver a Phill en vez de Lawliet.

El pelirrojo lo volvió a acorralar en la pared, cuando llegaron a su habitación.

—Lo haré de una vez.

El rostro de Daryl se palideció.

—E-espera, ¿Qué?

—Lo que oíste. —se limitó a bajarle los pantalones y el bóxer.

—¡Phill!

—Lo haré. —lo tomó de los muslos. El rubio dio un pequeño salto, enrollando sus piernas en su cintura. —Antes de que te arrepientas.

Phill le sonrió, antes de llevar tres dedos a su boca.

—N-no va a dolerme, ¿Ver-verdad?

—No por mucho. —dijo para luego introducir el primer dedo.

Daryl ahogó un gritó, no quería parecer débil.

—¡Phill! —el segundo dedo. —¡Maldita sea!

—¿Te duele? —introdujo el tercero.

Daryl mordió su labio, al mismo tiempo que pequeñas lágrimas comenzaban a salir de sus ojos.

En definitiva, si Phill no le rompía el corazón, le rompería otra cosa.

Luego de unos movimientos aleatorios, el pelirrojo sacó sus dedos, para después bajarse los pantalones y el bóxer.

—Phi-Phill... Pensándolo bien... —negó. —Creo que esto no es... ¡Ah, joder!

Daryl se aferró con fuerza a la espalda de Phill, el cual, había entrado de una sola estocada.

—¡Phill, duele! —comenzó a llorar. —Phill, ¡Duele mucho!

—Ajá, ¿Crees que no sé que Lawliet estuvo aquí antes que yo? —lo embistió.

—¡Duele, no te muevas!

—Estuvo aquí, tú curabas sus golpes, y no sólo eso Daryl, ambos sabemos quién fue tu primera vez.

El rubio mordió con fuerza el hombro del pelirrojo, el cual, no paraba de embestirlo con todas sus fuerzas.

Tal vez fue el Karma.

Ó tal vez Phill si estaba muy molesto.

Daryl se arqueó, cuando sintió como se corrieron en su interior.

Phill salió de él y lo soltó, dejándolo caer.

El rubio lo miró con algo de enojo y miedo.

—¿Cansado? —cuestionó con burla.

—Idiota...

—Esa es apenas la primera ronda.

Daryl se tensó cuando sintió como lo recostaban en la cama. Después de la primera vez con Phill, se había acostumbrado un poco, provocándole cada vez menos dolor.

Él sabía en lo que se había metido, pero no sabía si aquello que le había dicho el peli-azul era cierto, ¿Phill sólo lo quería para eso?

No estaba seguro, pero algo lo tenía muy presente: No iría a llorar a los brazos de Lawliet.

No era por orgullo, era por vergüenza. Él sabía que lo había perdido.