Oscuridad (Anakin Skywalker)

3

Terminaron de comer, y se dirigieron al balcón. Había una hermosa vista de los grandes lagos de Naboo.

Tu y Anakin estaban apoyados en la baranda, mirándose. No podías apartar la mirada.

Esos ojos azules te habían conquistado desde el principio solo que no lo querías admitir.

-Eres tan hermosa- Te susurra Anakin cerca de tu cara. Sus rostros empiezan a acercarse.

Una voz dentro de tu cabeza intenta pararte.

"Es un Jedi! Tu mayor enemigo! Estas en una misión!"

Ignoras esas voces de tu cabeza y lo besas. Lo besas como si no importara nada. El te corresponde enseguida y disfrutan el momento.

Pero te das cuenta de la situación y vuelves a la realidad.

Eres una Sith. El un Jedi. Tienes que matar a la senadora.

Lo alejas rápidamente y sales corriendo. Escuchas como te llama.

"Teresa! Teresa!"

Lo ignoras y sigues corriendo hasta tu habitación. Te encierras y te tiras en tu cama.

Pensando, lo decides. Mañana llevaras a cabo el plan. Nada puede fallar. Te quedas dormida.

Vuelves a despertar, pero es por unos ruidos en la habitación de al frente.

Te levantas despacio, y abres la puerta. Te acercas a la de al frente y escuchas.

"Madre" "Madre"

Reconoces la voz como la de Anakin. Abres su puerta y lo ves.
Esta recostado en su cama, sudando, y sin camisa. Eso te pone algo nerviosa, pero te acercas hasta el. Se mueve mucho y parece que esta teniendo una pesadilla.

Te sientas en la orilla de su cama y lo tomas de la mano. Intentas despertarlo, pero no funciona.

Entonces se incorpora de golpe, asustandote un poco. Te mira y te sonríe, pero tu no le devuelves la sonrisa y le sueltas la mano.

-Estas bien?- Le preguntas- Ah sido una pesadilla?

-Los Jedi no tenemos pesadillas. Te responde el algo frío.

-Puedes contarme

-Vi a mi madre. Estaba sufriendo. Hace mucho que estoy teniendo estas visiones, nose que hacer.

-En unos días, podríamos ir a verla- Le propones

-Eso me encantaría. Gracias Teresa. Oye... Puedes quedarte conmigo?

Eso te toma por sorpresa. No te lo esperabas. Pero asientes y te tumbas junto a el. Finalmente, te quedas dormida.