Capitulo 1: Hogar, dulce hogar.

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Desempaque una a una las cosas después de que el camión de mudanza se marchó. Había logrado por mi propia cuenta el sueño de toda una vida, era la dueña de una casa totalmente y exclusivamente para mí, ni siquiera la "yo" del pasado habría creído en algo como aquello. Recuerdo que cuando tenía unos seis años tenía un linda casa de muñecas de un color rosa con lila, recuerdo cuidarla de que no fuera a romperse, la consideraba mi tesoro más preciado, y desde allí la pequeña niña de ojos azules que se crío en una granja familiar en una pequeña ciudad de Texas se prometió tener en un futuro una casa tan linda como esa, y aquel sueño de niña se volvió una realidad.

Me asegure de que cada una de las cajas de la mudanza quedaran acomodadas en un mismo lugar, sería todo un reto ponerme en la ardua tarea de remodelar algunas cosas de mi nuevo hogar, faltaban demasiadas cosas como la pintura, el jardín, la madera y algunos otros problemas con la tubería.

En aquellos momentos eché mucho de menos la ayuda de papá, pero dejar mi hogar en Texas para vivir en California y dedicarme a mi carrera como maestra había sido parte de mi decisión, ahora debía asumir las consecuencias de mi independencia.

-Creo que es todo.

Dejé a un lado la última caja y tomé entre mis manos una de las mantas y exhausta por mi larga mudanza terminé dormida sobre el bonito sofá cama que había adquirido por internet semanas atrás.

**

El ruido de la puerta me hizo despegar mi rostro de la almohada.

-Hmm... -me removí de mi postura.

Escuché un nuevo golpeteo.

Me puse de pie y fijé mis ojos cansados en dirección a la puerta.

-¿Quién? -pregunté.

-Somos Molly y Ana, tus vecinas -escuché una voz femenina del a otro lado.

¿Vecinas? ¿Qué hacían las vecinas en este momento y a esta hora de la mañana paradas en la puerta de mi casa? Bueno, quizás querían decirme algo sobre el vecindario o advertirme de posibles robos que pudieran suceder o alguna de esas charlas que te dan cuando te mudas.

-Voy enseguida -respondí.

Me puse en marcha a la puerta, y al abrir descubrí a dos mujeres con sus ojos de águila clavados en mí.

-Hola, lamento si te hemos molestado.

Era muy tarde para eso.

-No te preocupes, acabo de despertarme. ¿Puedo ayudar en algo?

-Oh no, solo hemos venido a saludar, es un gusto, soy Molly -esbozo una media sonrisa-. Y ella es Ana -señalo a la pelirroja de al lado.

-Soy Susan -le respondí con una sonrisa de vuelta.

-Esto es para ti -extendió un plato con un trozo de pastel de chocolate-. Lo hacemos con todos los vecinos nuevos.

Eso sonaba realmente perturbador, había escuchado y visto muchos de esos programas de asesinos seriales y documentales sobre crimines sin resolver y el que mi misteriosa vecina me visitara de repente para ofrecerme un trozo de comida era una razón suficiente para salir corriendo de allí, pero lejos de hacerlo permanecí sin moverme de mi postura.

-No debieron molestarse...

En especial porque el pastel terminaría por echarse a perder, porque soy alérgica al chocolate.

-No es molestia -respondió mientras daba una leve vista al interior de mi casa-. Estábamos curiosas de quien habría comprado tal...., propiedad. Ya sabes, es un poco vieja -hizo énfasis en aquellas últimas palabras.

30 DÍAS DE MATRIMONIO (Editandose)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora