XI

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Capítulo 11

Una vez más, me despierto algo aturdido, aunque sin dejar de sentirme sorprendido. Me mantengo inmóvil durante unos segundos escuchando inevitablemente mi agitada respiración, para después dirigir una de las manos hasta mi pecho, procurando calmarme y amenizar la violenta velocidad de mis latidos.

Miro el reloj. Todavía debo dormir media hora más, pero me resulta imposible conciliar el sueño de nuevo. Cada vez que cierro mis párpados ellos mismos se niegan a mantenerse de ese modo por más de dos segundos.

Permanezco inmóvil con la mirada perdida en algún punto del techo, aguardando la llegada de Sebastian, pero los segundos transcurren con demasiada lentitud y me resulta imposible, así que salgo rápidamente de la cama. Pero, para mi fortuna, tropiezo precipitadamente sobre el suelo, gracias a la repentina debilidad que comienzo a sentir recorrer mis piernas.

Con algo de dificultad, al no poseer alternativa alguna, intento sentarme, ya que me resulta imposible volver a la cama por mí mismo en esta condición. Una vez lograda una cómoda postura me percato de algo; una extraña sensación recorre mi entrepierna. La recuerdo a la perfección, ya que es la misma que he estado sintiendo estas últimas noches, en aquellos extraños sueños. Aunque a veces también aparece cuando Sebastián se acerca demasiado hacia mí.

Quizás se deba a mi alergia a los gatos, ya que él suele acercarse a ellos muy a menudo.

ー¡Bocchan! ¿Está usted bien? ーcuestiona casi gritando desde la puerta, abriéndola sin esperar mi permiso para adentrarse en la habitación y arrodillarse en el suelo, tomando mi misma alturaー ¿Qué le ha ocurrido? ¿Se encuentra bien? ーinsiste.

Siquiera logro soltar una sola palabra para hacerle saber mi frustración ante su notable desobediencia, pues quella sensación es lo único que ronda mi cabeza y ahora que mi mayordomo se encuentra tan cerca se vuelve algo dolorosa, por lo que instintivamente me cubro con ambas manos aquella zona.

ーYa veo... ¿Te duele? ーpregunta inclinándose ligeramente hacia atrás, irguiendo su espalda.

Asiento con la cabeza, algo inquieto.

ーEn ese caso te mostraré cómo se hace, pero debes estar atento para saber qué hacer si alguna vez te ocurre de nuevo ーafirma con seriedad.

ー¿Es que va a pasarme esto más veces? ーle pregunto preocupado, sin dejar de expresar en mi rostro una mueca de dolor.

ーPosiblemente ーdice con un suave tono, seguramente con la intención de calmarme, a pesar de no sentirme del todo convencido.

Tras decir aquello, dirige ambas manos hasta las mías, para apartarlas a ambos lados. Cierro los ojos, ya que por algún motivo me avergüenza la situación. Después comienzo a notar sus delicadas manos en mi cintura, elevando lentamente la camisa que siempre he empleado como pijama, acariciando mi piel con los guantes que no se había molestado en retirar. Aguardo al siguiente paso, pero, en vez de ello, lleva sus palmas hasta mis mejillas, por lo que me obligo a abrir los ojos, encontrándome frente a una penetrante mirada acompañada de unos apetecibles labios a escasos milímetros de los míos.

ーSi no observas lo que hago, nunca aprenderás a hacerlo bien ーexplica aún con seriedad.

Nuevamente, vuelve a su inicial posición, viendo cómo sus manos se dirigen al causante de este problema. Un escalofrío recorre cada milímetro de mi cuerpo y un suspiro escapa de mis labios.

Dirijo hacia él mi mirada. ¿Este es el Sebastian con el que he estado soñando?

"Los sueños tienden a ser deseos." Reproduzco en mi cabeza.

No es posible, el libro se equivoca. En aquellos sueños le exigía que se detuviese y él no obedecía. Posiblemente esta sea la oportunidad perfecta para averiguarlo. Debo hacer que se detenga.

ーSeb... Sebastian... ーle llamo con un hilo de voz.

ーAmo... ーresponde, acelerando un poco más.

Noto cómo aquella palabra resuena en mi cabeza, dilatando mis pupilas.

Amo... Yo soy su amo. Yo tengo el control sobre él y todo aquello que me rodea, porque poseo poder.

Acerco mis manos hasta la suya libre y la sujeto frente a mí, para retirar el guante y llevarme a la boca sus tan largos dedos, babeándolos mientras dejo soltar el aire que produce mi violenta respiración.

Una vez dejo libre su mano desnuda la dirige hasta la otra, permitiendo sentir sobre mi piel en aquella zona lo tan helada que todavía estaba, obligándome a deshacerme del último grito que se encondía en mi garganta.

Al parecer, ya había acabado.

ーIré a por un cubo con agua, ahora debería bañarse, bocchanーdijo una vez terminó todo aquello y desaparecer una vez más por la puerta.

Misión fallida. Este despreciable mayordomo siempre logra hacerme perder la razón. Siquiera he logrado averiguar algún valioso dato, pero estoy seguro que la próxima vez que ocurra esto comprobaré de una vez por todas mi hipótesis. No será la primera vez que descifre un misterio, ni será la última.

Yes, my bocchan [Kuroshitsuji / Yaoi]Where stories live. Discover now