Cap 4. ¿Hacia dónde?

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Me encuentro en ese delicado punto en el que no sé qué hacer. Lo suyo sería ir a preguntarle a mi compañero por qué me dijo eso de los chicos. Pero sabiendo que ya me disparó dos veces, seguramente ahora me quiera dar de hostias como mínimo.

Lo primero sería tener algo de seguridad por si sucede algo que no espero.

Fui conduciendo siguiendo la carretera hasta una tienda de armas, compré una pistola Colt M1911 (mi favorita) y munición. Un chaleco antibalas tampoco me vendría mal. Tras esto, fui a esperar a la entrada de la base militar, esperando a mi compañero. Pasaron 3 horas hasta que comenzó a anochecer y fue cuando salió él con su coche. Le seguí a cierta distancia hasta su casa. Al llegar a su casa, escondí el coche y observé.

Vi cómo iban a recibirle su mujer embarazada y su hijo de unos 3 años. Realmente quería devolverle el favor que me hizo, pero me costaba ver esto y seguir tan frío.

De pronto, empezó a sonar un teléfono dentro del coche. El sonido venía de la guantera. Miré a ver y encontré un móvil básico (de los que molan) que estaba sonando. En la pantalla aparecía una llamada de un contacto llamado "Ángel de la guarda". ¿Quién es el ángel de la guarda? ¿Es el novio de Sally? Que miedito me está entrando... Opté por contestar diciendo: "El teléfono al que llama no se encuentra disponible, por favor deje su mensaje después de la señal, MEH!", la respuesta que recibí fue de una voz muy dulce diciendo: "Hola, quería decirle al tonto de George que si quería una cena con su ángel de la guarda preferido." No pude aguantarme la risa, era Sally.

- ¡Sally! ¿Por qué te tienes guardada como "Ángel de la guarda"? – dije.

- Pues porque ya sabía desde un primer momento lo que harías en cuanto te diese la noticia de la operación. Así que planeé todo: compré un teléfono y tarjeta nuevos para ti y te lo dejé en la guantera. ¿Acaso no soy tu ángel de la guarda? – me dijo acabando la pregunta con un tono adorable. En fin, ¿cómo no podría quererla?

- No me parece mal. Verte fuera de esas paredes tristes del hospital me alegraría bastante... - dije. También me haría quitarme por un momento mi plan de venganza. – ¿dónde nos vemos?

- Bueno, campeón. Si vienes y me recoges... Te recuerdo que tienes mi coche. Salgo en 10 minutos del hospital. Si pasamos por mi casa y me cambio estaría genial, ¿sabes? – me dijo ella, haciendo que no pudiese ocultar mi sonrisa.

- Bien, en unos minutos estoy allí. Si me retraso es que encontré a otra chica guapa por el camino. – le dije bromeando.

- Genial, siempre quise hacer un trío. Tráetela si tienes huevos. – me contestó ella continuando la broma.

- Hasta ahora entonces.

- Un beso.

Colgamos y estuve riendo un rato mirando el móvil hasta que me fijé que apagaron las luces de la casa, eso me hizo volver en mí. Arranqué el motor del coche y puse rumbo al hospital, me di el capricho de poner algo de música. En la radio comenzó a sonar In Common.

Esta canción me gusta, pero esta vez movió algo más en mí. Recuerdos, sentimientos, algo.

Llegué al hospital, la vi bajar los escalones lentamente mientras no paraba de sonar la canción. Preguntas rondaban mi cabeza. ¿Era la medicación o la bala quien me estaba volviendo loco? ¿Era culpa de ella o mía volverme loco? ¡Ah!

George HirenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora