I.

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INTRODUCCIÓN.

Erik Lehnsherr

—¿Y bien?

—¿Y bien?...

Suspiro frustrado y dirigió la mirada a su primogénito. El chico inmediatamente agacho la cabeza mientras sus manos jugaban con el borde de la mesa. De nuevo suspiro.

—Cinco...

—Papá...

—Cinco materias, Peter -Endureció la voz, callándolo —Lenguaje, química, calculo aritmético, filosofía y psicóloga.

Apretó la mandíbula con solo leer el listado de notas. Había sido fácil para su hijo ocultarlos, nunca le decía sobre las reuniones y bueno, él tampoco preguntaba, era falta de ambos.

—¿Porque? -lanzó los papeles sobre la mesa y se cruzó de brazos.

Vio cómo su hijo relamía sus labios y trataba de erguirse sin mucho éxito —No soy muy bueno....

—Esa no es una excusa, Pietro.

Ante aquello se ganó una mirada molesta del menor; no le gustaba ser llamado por su nombre y prefería el mote de "Peter".

—Me desconcentro y bueno, es aburrido... ¡Pero no es mi culpa! Trato de aprender y enserio busco ayuda en los coordinadores pero me ignoran.

Llevo una mano a su barbilla. Rasposa, necesitaba una afeitada.

—Quiero que te dediques a estudiar, ahora -le vio levantarse con lentitud —Y quiero que me des tu teléfono celular, tú PSP, tú iPad y no quiero verte leyendo cómics, escuchando música o jugando en la PlayStation.

—Pero Pá...

—Hasta que mejores tus notas -le vio apretar los puños y sin más irse directo a las escaleras. No tardó en escuchar el portazo.

Se mantuvo de pie en aquel lugar durante vario tiempo hasta que decidió ir a su oficina privada y sacar de allí una botella y beber una copa. Había tomado asiento en el sofá incomodo que siempre usaba, pensando qué diablos había pasado con su vida.

Había terminado su beca en ingeniería mecánica a los veintiún años y a los veintitrés había logrado un puesto pequeño pero donde podía ganar un poco. Oh y claro, su novia había quedado en embarazo... Dándole gemelos. Un niño y una niña.

Magda, su primer y por lo visto único amor. Tan bella y a la vez de carácter fuerte... Ex mujer ahora...

Habían terminado mal, bastante mal. Habían tenido una guerra con sus abogados hasta llegar a un acuerdo, estúpido pero necesario. Él le daría la mitad de sus cosas y ella buscaría un trabajo para mantenerse igual. Le daría cuitas alimenticias y a la vez pagaría el 60% del estudio de su hija.

Si, Wanda se había ido con Magda, no porque no lo quisiera, madre era madre. Y Pietro se quedaba con él. Tenían un calendario para que sus hijos se rogarán entre ambos padres y a la vez los dos tuvieran vacaciones con cada uno.

Desde entonces... Trabaja el doble y había dejado de tener tiempo para sí mismo y conciertos personas. Maldición, ahora tenía treinta y nueve años de edad... Estaba cerca de cumplir los cuarenta y las arrugas se formaban en su rostro con el paso de los años. Estaba viejo.

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⏰ Last updated: Jul 22, 2016 ⏰

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