Quiero averiguar más sobre lo que ocurre con mi pequeña hermana, ella no era así, se me ha ocurrido hablar con las mellizas, pero están incluso peor que ella.
Al momento de escuchar los gritos de mi padre en el primer piso, sé que hay problemas, no lo pienso ni siquiera tres veces para ir hacia el cuarto de las dos mellizas que parecen tan iguales, pero son muy distintas.
Cuando abrí la puerta de su habitación, se encuentra una sobre la cama, jugando a peinar el cabello de su muñeca, es Olivia, la más tierna de las dos, su cabello pelirrojo es del mismo tono que mamá, me acerco hasta que se da cuenta de mi presencia.
—¿Dónde está Octavia? —Le pregunto sonriente, ella deja de peinar el cabello de su muñeca, para luego mirarme, sus ojos de distinto color intentan analizarme, para después apuntar con su dedo índice al armario, el de ellas es bastante grande, ya que su habitación es uno de los últimos en la casa.
Asiento con un leve movimiento de cabeza para dirigirme hacia el armario, giro la manilla cuando me encuentro una de las peores imágenes, nuestra mascota, Aika, está colgando del techo con una improvisada soga hecha de ropa, aún se mueve, pero como si agonizara, rápidamente me subo a una silla que se encontraba ahí para desatarla, la bajo del foco del que estaba colgada hasta tomarla en mis brazos, sólo tiene seis meses, así que no es muy grande, al sacarle la soga puedo ver cómo tiene marcas de cortes y cicatrices por su cuerpo.
—No debiste hacerlo —me giré con Aika para mirar como Octavia estaba en un rincón del armario, tenía la mirada perdida, como si no estuviera en ningún lugar—. No debías salvarla.
—Octavia, lo que has hecho no está bien, es enfermo —Le digo seriamente bajando la pequeña perra al suelo, ella alza su mirada hasta mi rostro, sus grises iris perforan mis sentidos.
—El único enfermo aquí eres tú —se levantó rápidamente hasta posicionarse frente a mí, es mucho más pequeña que yo, de hecho, apenas llega a mis caderas, pero su actitud desafiante es la que me preocupa—. No debiste entrar, vete.
—Olivia... —Susurró levemente para luego correr hacia ella, su mirada es preocupante, intentó alejarse de mí, pero alcance a tomar uno de sus brazos, un par de cortes se asoman al momento de levantar su vestido, ahora todo calza.
—Sólo estábamos jugando, Octavia no me hizo nada malo —Dijo con una sonrisa, podría decir que lucía sincera.
—Eso no es cierto, te ha hecho daño —Unas pequeñas manos toman mi pantalón, tirándolo, una rubia de cabellos ondulados y alborotados me apunta con un cuchillo.
—Te dije que te fueras, es sólo un juego —Perturbado me alejo hasta llegar a la puerta, antes de irme puedo apreciar como ambas hermanas me quedan mirando, misma apariencia, distinta esencia.
ESTÁS LEYENDO
Mikaela © | Libro #5 |
Short StoryEra uno de los serafines de Celesstine. Amaba demasiado a su pequeño de ojos zafiro. El único problema era... Que él se odiaba. Y odiaba a cualquiera que osará sentir algo por él. Gustaba de golpearse, dejaba su brazos y piernas con hematomas todo e...