Parte única.

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Desde muy pequeño se había sentido atraído por la pintura, siempre le había gustado la sensación de tener el pincel en su mano, de poder trazar líneas y volcar sus pensamientos en un lienzo. Con un pincel y unas cuantas pinturas podía crear un mundo nuevo. Era éxtasis el sentimiento que predominaba.

Y su amor por el arte aumentó el día que conoció a Park Jimin, un estudiante de literatura que no hacía más que sacarle suspiros de enamorado y hacía que sus piernas tiemblen cada vez que cruzaban miradas sin intención.

Yoongi nunca fue alguien extrovertido; sí, tenía amigos, pero no sabía cómo comenzar una conversación o cómo acercarse a alguien siquiera. Pero por Park lo hizo, y a los cinco minutos ya estaban teniendo una conversación fluidamente, donde sonrisas bobas se extendían en sus rostros y no existía ningún silencio incómodo. Y luego de una semana ya estaban teniendo su primera cita, y al sentir su beso contra sus labios las mariposas no tardaron en llegar y estrellas salieron de su interior creando la más hermosa de las constelaciones. Y actualmente no puede recordar cuándo fue el momento donde se enamoró tan perdidamente de aquel niño con sonrisa fácil y ojos en forma de luna, sólo puede recordar tomar su mano y darse cuenta lo mucho que le dolería cuando tenga que dejarla ir.

A Yoongi siempre le pareció fantástica la manera en que Jimin y él encajaban tan perfectamente. Sus manos, sus labios, sus cuerpos, sus almas.

Toda su vida se la había pasado buscando inspiración, algo que lo motive a ser feliz y querer seguir viviendo, un propósito. Cuando Jimin se cruzó en su camino, supo que el arte no fue más que una excusa, un simple camino fríamente idealizado para poder llegar a su obra maestra. A su rayo de luz, como solía decirle en aquellas tardes donde su cabello naranja se mezclaba con las hojas de otoño y no había sensación más cálida que sentirlo contra su pecho, acostados sin hacer nada más que disfrutar de la compañía del otro.

Tuvieron peleas, por supuesto que las tuvieron, todas las parejas las tienen. Pero con cada una de ellas se volvieron más fuertes, además de que a Jimin siempre le gustaban las reconciliaciones.

Luego de un año siendo novios, Yoongi le propuso matrimonio. Ninguno de los dos pudieron contener las lágrimas y Jimin saltó a los brazos de Yoongi repitiendo una y otra vez Sí.

Y se amaron, se amaron tanta fuerza que su amor ya no era amor, era algo más. Algo que pasaba todos los límites. Jimin complementa a Yoongi y Yoongi complementa a Jimin. Nada en la vida podría separarlos. Y cuando Jimin se cuestionaba qué hubiera sucedido si en ese día en la universidad no le habría seguido la conversación a un tonto de pelo, en ese entonces, verde agua; Yoongi siempre lo tranquilizaba dándole dulces besos y acariciando su cabello.

Para Yoongi, no importaba si era en esta vida o en las siguientes, él hubiera encontrado de alguna forma u otra, a su obra maestra.

masterpiece + yoonmin [one-shot]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora