Capítulo 1

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Capítulo 1.
¡Vendemos Corazones!

-¡No me dejes aquí chica ingrata! ¡Déjame salir!- Se oyen las protestas del reloj dentro del cajón.

-Hoy te quedas ahí, por decirme holgazana.- Le responde Keisy.

-Pero es verdad- Se queja el aparato.

-Pues para que veas que no es cierto, ya me voy, así que ¡Adiós!- La chica sale del cuarto y de fondo se oye los quejidos de reloj. Al cerrar la puerta, sube una criatura alargada, las escaleras a gran velocidad para encontrarse con Keisy.

-¡Buenos días Oliver!- El pequeño gato de Keisy. Un gato abandonado que había encontrado dentro de un basurero a las fueras del mercado. Era muy pequeño en ese entonces. Keisy no se resistió a aquella bolita naranja tan desvalida que no dudo en llevársela a casa consigo. Sus papás no estuvieron de acuerdo al inicio, pero no les quedó más que aceptar. Keisy es muy amada y consentida por sus padres por ser hija única. Pensaron que sería una buena forma de que su hija no se sintiera tan sola.

-¿Quieres desayunar, gatito?- El felino ronronea y entendió perfecto a Keisy ya que bajó las escaleras tan rápido como las subió y desde su tazón en la cocina empezó a maullar a la espera de su dueña.

-¡Buenos días hija!- Saluda la madre sonriente a Keisy.

-¡Buenos días ma!- Se acerca a su madre y la abraza. -¿Y papá?- Pregunta la joven tomando asiento frente al desayunador de la cocina después de haber llenado de alimento el tazón rojo de Oliver.

-Sigue durmiendo, sabes que desde que te encargas del puesto él se queda durmiendo más tarde.

-Sí, eso creí.- La chica sonríe y comienza a comer el desayuno preparado por su madre. Un emparedado de mantequilla con jalea, acompañado de jugo de naraja recién exprimido y una fruta fresca.

-Come todo lo que te serví, hija, el doctor dijo que fruta fresca te haría bien.

-Sí mamá. Pero sabemos que no beneficiará en nada.- La madre se pone seria y ve con severidad a la joven. -Sólo estaba bromeando mamá, lo siento. Comeré todo, lo prometo.- Keisy alza su mano derecha en señal de promesa y espera a que su mamá le diga algo.

-De acuerdo, más te vale señorita- La madre sonríe gentil y sigue guardando comestibles en la despensa.

Keisy sigue desayunando mientras ve hacía su patio trasero a través de la puerta de vidrio que hay en la cocina.

-Están muy bonitos los brotes, en pocos días habrán corazones nuevos para vender.- La madre abre la puerta de vidrio y de afuera entra una agradable brisa.

Keisy dirige su vista al árbol Semilla Amor y se da cuenta de todos aquellos brotes blancos en aquel tronco negro brillante. Ese árbol es llamado de ese modo ya que de ahí es donde nacen los corazones que vende en el mercado. Es un árbol muy bonito de ver, sus hojas son verdes, su tronco y ramas son negras, pero no crecen como árbol siniestro como los que tienen las brujas, este árbol crece con sus ramas enroscadas, parecen semi espirales de las cuales brotan hojas blancas que después se hacen capullos y es de ahí que cuando el capullo se abre, brotan los corazones de cristal completamente terminados, nuevos, brillantes y pulidos listos para dar nuevas oportunidades a todo aquel que quiera.

Los bisabuelos de Keisy fueron los que iniciaron con el negocio familiar. Cuando ellos compraron esa casa, ese árbol era pequeño y casi a punto de morir, pero gracias a ellos el árbol germinó y desde entonces la tradición ha pasado de generación en generación.

-Bueno ma, ya me voy. Tania quedó de esperarme en la otra cuadra.- Se despide de su madre y toma su canasta. Va hasta la entrada y busca su bicicleta. Justo en ese momento recibe un mensaje en su celular.
Keisy abre su whatsapp y revisa. Un mensaje de audio de Tania.

El Herrero De Corazones. [#Wattys2016]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora